sábado, 1 de agosto de 2020

CACHI PUKIO Y YURI-WILLKAS

PÁRRAFOS COGIDOS DE LA PRE EDICIÓN DE LA NOVELA "LOS ASESINOS DE LA PAZ" DE JOSE A. GAMARRA AMARO. 

© EDITORIAL ALFAGUARA (2016). ISBN: 978-820-4580-48-9. Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2016-00998 - Registro de Proyecto Editorial Nº 32501521501579

XV

CACHI PUKIO Y YURI-WILLKAS

                                                                       POR: JOSE A. GAMARRA AMARO


     En la investigación de una historia se nos plantea dos serias dificultades. Una relacionada con el modo andino de recordar y transmitir los sucesos tal cual fueron con una evidencia prolija y escueta; y la otra, el criterio para interpretar y registrar la información que nos dejaron diversos actores a través de sus escritos o crónicas. La suma de ambas se refleja en toda la información escrita que nos llega a partir del siglo XVI.

     Además, debido al hábito andino de adulterar los eventos se hace imposible relatar una historia verídica. Esto nos demuestra que una historia podía ser relatada de tres o cuatro maneras diferentes, y en ellas, justamente, se basaron los cronistas. De allí que la historia de Cachi Pukio y cualquier otra que nos legaron los antepasados tenga que ser investigada con gran cautela para poder así desbrozar el mito de la realidad. De mucha gran ayuda son las referencias arqueológicas que pueden colaborar con las noticias etnohistóricas, y en algunos casos oponerse a ellas. Adelantaremos aquí una conjetura, pero que creemos necesario plantear y discutir, pues es la única manera de avanzar en la investigación de Cachi Pukio, Chuyak, Pukará, y cuantos restos arqueológicos nos muestra la comunidad de San Pedro de Cajas.

     La importancia que este problema tiene para el trabajo etnohistórico, nos obliga a insistir y examinar nuevamente las formas en que él se ha manifestado. Este tema es dificultoso, aún me haya ocupado en anteriores estudios.

     El estudio de las fuentes escritas es difícil debido a las contradicciones y confusiones que se hallan en ellas. Es así que juzgar una cronología tradicional es una tarea ardua por la inseguridad de las noticias, porque los mismos hechos y episodios se adjudican a uno u otro personaje o lugar. Por tanto, si se tiene que dar una información de un hecho histórico preciso tiene que estar elaborado bajo un estudio minucioso sin ambigüedades ni criterio personal.

     En el mundo andino pre inca e inca existieron, pues, varios métodos para conservar en la memoria los acontecimientos: pintura, cantares y una fuente mnemo-técnica; como sabemos, las culturas prehispánicas del Perú fueron ágrafas, sin embargo éste no fue obstáculo para evocar y recordar los hechos.

     Además, debemos anotar que, el estudio de la cosmovisión andina nos señala que los antepasados tuvieron una fuerte realidad de vivencia y práctica de religiosidad, agroastronomía, lenguaje y política que vigorizaba a las colectividades andinas. Como tal, debemos en este momento, informar tal cual fue su real dimensión en el contexto social de la época del Cachi Pukio.

     La etapa primera y primitiva de estudio del Cachi Pukio pertenece a la arqueología, y no a la etnohistoria que tiene su fundamento en los manuscritos y documentos del siglo XVI. El llamado Estado inca tuvo un tardío desenvolvimiento en el concierto de las altas culturas prehispánicas; milenios lo separan de los inicios de la civilización. Los arqueólogos inician la clasificación del surgimiento de las culturas andinas con una época Lítica, de recolectores y cazadores; continúan con la introducción de la agricultura en la época Arcaica; sostienen luego que durante la época Formativa se inicia las sociedades y los señoríos teocráticos que se extienden en el tiempo hasta después de la era cristiana y que dan origen a los Desarrollos Regionales Tempranos, seguidos a su vez por la última etapa, llamada de los Estados Militaristas. Su fin de éste último estado fomentó el surgimiento de los Señoríos Regionales o Desarrollo Regionales Tardíos del siglo X al XV.  El auge del Estado inca arranca en los albores del siglo XV, y su desarrollo quedó trunco por la aparición de la hueste hispana. Es desde aquí donde comienza las primeras notas, los primeros pasos y andanzas donde nos dan a conocer los cronistas acerca del Cachi Pukio.

                                  

                                                   

                                                 PEDRO CIEZA DE LEÓN

Si bien, Pedro Cieza de León, Fray Antonio de la Calancha nombran en sus crónicas que al igual que Cachi Pukio existía y existen manantiales subterráneos al doquier en Colombia y Ecuador, en el Perú son infinitos estos pequeños manatiales de agua salada. La más nombrada por los cronistas es la de San Blas y Yanacachi en la reducción de Cóndores de Chinchaycocha hoy  Óndores donde los Pumpos, los Chupacho y alrededores de la provincia de Bombón utilizaban la sal del pukio de Yanacachi (Andrews 1963: 97-104). Pero la más grande y fabulosa del imperio eran las salineras de Maras en pleno Valle Sagrado de los Incas en el Cusco, donde conforman más de 3 mil pozos de sal natural. Cada uno de los pozos tiene una dimensión de 5 metros cuadrados, y era el mayor abastecedor de sal del Tawantinsuyo, 92% (Geoffrey Conrad y Arthur Demarest, Religion and Empire. The Dinamic of Aztec and Inka Expantionisme. Cambridge).

     “[…Antes que trate de los términos del Perú ni pase de la gobernación de Papayán me pareció que sería bien dar noticia de las notables fuentes que hay en esta tierra y los ríos del agua, de las cuales emanan sal que la gente se sustenta y pasen a tener salinas. Y como se nos viniese acabando la sal que sacamos de Cartagena y nuestra comida fuese hierbas y frijoles por no haber carne si no era de caballo y algunos perros que se tomaban comenzamos a sentir la necesidad y muchos, con la falta de sal…]” (Crónica Moralizadora, Fray Antonio de la Calancha-1653).83

     Las sales líquidas se solidificaban desde tiempos inmemoriales. Cada lugar, cada villorio o ayllu tenía su forma de proceso, pero se puede apreciar en relatos que todos los hacían a fuego. “[…Los naturales indios de todos aquellos pueblos de esa fuente salada o lagunas tomaban la cantidad de líquido que querían, y en grandes ollas lo cocían, y después de haber el fuego consumido la mayor parte de ella, viene a cuajarse y quedar hecha sal, pero al fin con ella guisan sus comidas, y viven sin sentir la falta que sintieran otros que no tienen aquellas fuentes…]”. (Las antiguas gentes del Perú, Fray Bartolomé de las Casas-1559).84

      Por donde pasaban las huestes de Pizarro se topaban con manantiales salinas. Los relatos de cronistas están llenos de historias imaginables de cuanto encontraban a su paso pozas o pukios  salineras y que los indios hacían de ello sus primeras necesidades alimentarias.

     Los primeros indicios de Cachi Pukio se aprecia en los escritos de los cronistas Pedro Sarmiento de Gamboa (1552), Pedro Cieza de León, Fray Pablo José Arriaga (1691) y con grandes rasgos en Juan de Betanzos (1551).

“[….Adelante de Bombón diez leguas está la provincia de Tarama, que los naturales de ellas no fueron menos belicosos que los de Bombón. Había en Tarama en los tiempos pasados grandes aposentos y depósitos de los reyes incas, llenos de todas las cosas, como carne de llama, maíz, vasijas de oro y plata para el servicio al inca. Entre las cosas de los indios que vi, vi también sal como panes moldeados para los señores y principales, porque afirman que se hace mejor y es mas blanca…]”. (Extirpación de la idolatría del Perú, Fray Pablo José Arriaga-1691).85

     Sarmiento de Gamboa afirma que en 1472 “las salinas de Cacas fue apropiado por el Inka Pachacutek”. Además afirma que “mandó a ocho cachicamayok del Cusco para hacer que procesen la sal para los runas del imperio”. “…los mitmakunas fueron bloqueados y amenazados por los Taramas del urin runa y los Bombones del hanan runa, con los que tuvieron que retirarse al poco tiempo y el inka se olvidó por completo de las salinas de Cacas”( F. Wilson 1978: 87-88).

     Con la pluma rigurosa que le caracteriza, Arriaga trata de indagar aún más prolija y afirma que no muy lejos de Tarama está un manantial. “[….Camino a nueve leguas de Tarama  entre cerros está ese nacimiento de la sal blanca, que estos indios cuentan que el Hacedor de las cosas, al cual llaman Ticeviracocha los partió en dos, Hanan Pacha y Ucu Pacha para que more en el Apu…]”. De éste relato se traduce que el dios Apu Qun Ticsi Wiraqucha -así es su nombre completo- supremo creador de los huankas, y una de las deidades más importantes del imperio inca y considerado el creador de todas las cosas, o de la sustancia de la que están creadas todas las cosas, además íntimamente relacionada con el agua y el mar; las dividió en dos pozas a las que la llamó Hanan Pacha o sea el mundo de arriba donde moran los dioses y a la otra Ucu Pacha, el mundo de abajo o donde moran los muertos. A ambos las situó en entre los Apus, que es el espíritu de los cerros y que según la cosmovisión inca era el Kay Pacha o morada de los seres vivos. Arriaga dice las partió, ¿en un principio el Cachi Pukio era una sola poza?, no hay evidencias claras que fuera así, pero por suposición se transmite que en un principio fue una sola poza, y que siempre estuvo ahí, entre los cerros y que no vino de ningún lugar.  “[…Dicen sin esto, que la fuente de Guaribilca, mandaba  a sus hijos a traer sales de este manantial para sus comidas de sus hijos los guancas…]”.86 Según Cieza en el tiempo de Huayna Cápac hubo una orden de partición de tierras, de las cuales Jauja quedó partida de la siguiente manera: Xauxa para el señor Cusichaca, la segunda llamada Maricavilca para el señor Guacrapaúcar y la tercera para Laxapalanga para el señor Alaya. Estas tres parcialidades en unión eran los huancas, los cuales afirmaban que su origen y nacimiento procede de un varón y una dama llamada Urochombe, que salieron de una fuente, a quien llamaban «Guaribilca». “[….Dicen que del tiempo de Guaynacapa o de su padre, hubo esta orden, el cual les partió las tierras y términos; y asi, llaman a la una parte Jauja, de donde el valle tomó el nombre, y el señor Cicixaca. La segunda llaman Maricabilca, de que es señor Guacarapora. La tercera tiene por nombre Laxapalanga, y el señor alaya…]”. “[…Antiguamente, cabe la fuente ya dicha, edificaron un gran templo, a quien llamaban Guaribilca: yo lo vi; y junto a el estaban tres o cuatro arboles llamados molles, como grandes nogales. A esto tenían por sagrado, y junto a ello estaba un asiento hecho para los señores que venían a sacrificar; de donde se bajaba por unas losas hasta llegar a un cercado donde estaba la traza del templo…]”.87

     De la información de Cieza, debemos con certeza y evidencia concluir que los huancas mandaban a sus yanaconas del templo Guarivilca o Guari-Willka hacia Cachi Pukio para abastecerse de sal líquida para los señores y principales huancas y que el proceso de solidificación lo hacían en Jauja. No se puede despreciar la idea de que algunos yanaconas pudieron haber desertado del templo y quedarse por Qaqash. Los Yanaconas eran sirvientes perpetuos, no poseían Ayllu ni Curaca, pero donde servían eran tratados con rigurosidad y desprecio por la clase dominante, María Rostworowski dice que “eran esclavos de la nobleza”. Estas deserciones se notaron con más claridad tanto en el Cuzco, Cajamarca y el Valle de Pachacamac. Los yanaconas no tenían nombre ni apellidos, por así decirlos, solo se les conocía por su lugar de procedencia desertada y quedaban con un sobrenombre convertidos a un apellido. En principio los Qaqash les rendía pleitesía a éstos desertores quienes se escabullían y los indios encubrían dicho acto, incluso eran llamados como dios menor por haber estado en el templo de Guarivilca. Los Yurivilcas Sanpedranos serían el apellido compuesto de Guarivilca o Guariwillka o Gurivilca, en mejor de los casos suprimido la vocal a. “[…Estos indios están desertado de su noble, y bajan tres o cuatro leguas para pescar,  pero sin ser vistos, son más hermosos y altos que los demás indios que las mujeres andan tras ellos con sus mantas gruesas de algodón. En la sierra bajan en busca de comida y sin ser descubierto se quedan a vivir en las comarcas y hacen población…]”. (Vocabvlario de la lengva general de todo el Perv llamada lengva quichua o del inca, Diego Gonzales Holguin- 1608).88  «…hacen población», a partir de estos hechos podemos inferir que las damas de Qaqash andaban tras los Gurivilcas, y conjeturar y presentir que tuvieron proles en éstos lares.

    

También debemos advertir sobre los escritos de la Dra. Carmen Arellano Kauffman donde anota: “[…por el Padrón eclesiástico de 1649 de Tarama y el libro de bautismos de 1657 sabemos que estaban asentados, además, un ayllu mitmaq y un ayllu llamado  Yaruwillka…]” (BAS 15. Bonner Amerikanistische Studien; pag 9– Bon 1988), de donde se desprende que ya para el siglo XVII se asentaba el apellido Yaruwillka, willka (voz quechua cuyo significado es dios menor.  También significa nieto, nieta. Sinónimo: jaway). 

                   YANACONAS EN PLENA LABOR

Además, con el correr de los años y la introducción férrea del idioma ibérico se fue moldeando Yaruwillka por parte de los datarios hasta convertirse en Yurivilca. No olvidemos que los Qaqash se anexan a Tarma durante ese siglo: XVII. El Dr. Waldemar Espinoza Soriano (1984: 194, 203), presume que los Qaqash estaban conformado por los wankas, Atapillu y otras etnias vecinas89, las cuales quedan muchas dudas. Incluso sugieren que las cercanías con los de Aqopampa (Acobamba), pero, no hay evidencias. Solo se sabe que los de Aqopampa ya truequeaban o permutaban con los Qaqash maíz por sal allá por los años de 1566 cuando Tarama estaba al mando del cacique Tapraq.

     Igualmente, debemos advertir que por Huánuco existió una provincia llamada Yarovilcas que formaba parte del Reino de Huanuco, cuyas divisiones eran “allauca Huánuco” e “ichoc huánuco” y según los historiadores Salustio Maldonado Robles y Waldemar Espinoza Soriano sus territorios abarcó desde Rapayán (sur de Ancash) hasta el norte de Pasco y el Río Marañón hasta las cumbres de la Cordillera Central y su expansión fue exclusivamente la sierra de Huánuco y muy cerca de la selva entre Chavinillo y Choras (Grau), distritos de la joven provincia de Yarowilca; y en Llata (Huamán-Huilca), Puños, Punchau, Chavin de Pariarca, Jircan, Tantamayo, Rapayan y provincia de Hari en Ancash. Los mismos investigadores afirman que es muy poco probable que hayan incursionado por los territorios de los Alto Andinos de la Sierra Central ya que no hay vestigios de ninguna alternancia ni convivencia, de la cual queda descartada la pronunciación o conocimiento gramatical de la palabra Yaruwillca y sus vertientes como derivados.

     La cultura preinca e inca fueron politeísta y la mayoría de sus dioses representaban elementos de la naturaleza, cada uno de ellos tenían atributos particulares. La religión estaba presente en cada ámbito de sus vidas. El culto y la religión estuvieron encargados, por órdenes del inca a los sacerdotes y el más importante era el Hullac Umu, sin ello, ninguna clase de la sociedad inca podía rendir culto y pleitesía a una festividad determinada.90

     Del Cachi Pukio, hasta el momento no hay indicios orales o escritos de religiosidad, culto o una determinada cosmovisión de identificación divina compendiada para su investigación. Es de carácter político que donde había divinidad el inca tenía que hacerse presente y rendir un ritual determinado junto un Hullac Umu que acompañaba la comparsa del inca. La única excepción y la más grande noticia que se sabe de Cachi Pukio es de la pluma de Antonio de Herrera, de los Expedientes de la Comunidad de los Mitma Yauyos y de los mismos archivos de la Comunidad Campesina de SPC descritos en el capítulo VII de ésta obra.

     Según Cieza los Taramas adoraban al sol que le llamaban “Mocha”, pero el sol era conocido y adorado como “Inti” en todo el imperio. Quizá la transcripción apropiada debería de ser “macha”, una interpretación de “machay”, en cuyo caso Cieza no entendió bién los que se adoraba. Además machay asume el significado de “cueva”. Por otro lado, las huacas de los Chinchaycochas eran los lagos, el lago Junín era la principal huaca de esa provincia. Durante el periodo de gobierno de los inkas las comunidades de los chinchaycochas se fusionaron en la Reducción de los Reyes (Duviols 1976a:292), quienes practicaban los ritos de culto a sus antepasados y que en una pequeña isla del lago se encontraban restos de huesos humanos reunidos para ser adorados (Albornoz 1967:30).

     Llama la atención, que siendo Cachi Pukio un lugar de la era de los inkas y explotada por los Cacas pre y post hispanos  no haya servido de huaca, incluso a los propios coterráneos que circundaban al manantial.

     Los Sistemas de “Inversión Pública” –si así podemos llamarle en el vocablo moderno de las inversiones del Estado actual-  de los incas estaban hechas a base de la Reciprocidad.91 Hay que comprender que al no existir dinero en el Estado Inca la riqueza debía apoyarse en la posición de ciertos recursos que podían ser medidos y contabilizados. Con ello el gobierno podía planificar sus posibilidades y hacer frente a sus necesidades. ¿Cuál podría ser ese patrimonio que les permitiera dominar y controlar y con ello edificar las diferentes edificaciones llamase caminos, templos, pavimentaciones, puentes y todo aquella construcción de obras civiles?

     Se fundaba en el acceso a tres fuentes de ingreso: la fuerza de trabajo, la posesión de las tierras y la ganadería estatal. El resultado de estas tres tenencias se manifestaba en bienes acumulados en depósitos. Estos bienes en poder del Estado Inca eran la riqueza más preciada pues significaba disponer de una serie de ventajas, siendo la principal la de controlar La Reciprocidad92, en otras palabras, en función a esas tres fuentes optimizaban el uso de los recursos públicos destinados a la inversión y su principal herramienta era la Reciprocidad. Si hoy en pleno siglo XXI en los gobiernos regionales y locales la principal herramienta para las infraestructuras de sus ciudades es  el Análisis de Pre-inversión donde le permite una evaluación técnica, económica, financiera y de sostenibilidad de los proyectos previa a su ejecución, en el incario era La Reciprocidad. Los quipucamayoc eran los Economistas encargados de registrar los acontecimientos, llevar las estadísticas y asesorar el manejo del gran complejo del estado inca con 2 millones de kilómetros cuadrados y 12 millones de habitantes. Los quipucamayos tenían el conocimiento de sistemas estadísticos y numéricos, de pronósticos, de administración de recursos humanos, materiales y tributarios93, eran lo que hoy llamaríamos las Unidades Formuladoras del Gobierno Regional o Local.

     La Reciprocidad era un sistema organizativo socioeconómico que regulaba las prestaciones de servicios a diversos niveles de engranaje para las ejecuciones de proyectos, ya sea para las comunidades rurales (ayllus) y el propio Estado Inca.94 Su base principal tributario o modernamente su Ciclo del Proyecto era: tú que me das para yo darte. Así de simple, pero vertical. Si el ayllu carecía de las tres fuentes de ingreso, nada, absolutamente nada se plasmaba en dicha comarca.95 No había posibilidades que el Inca mandara a ejecutar ninguna obra estatal por más pequeño que ésta fuera. Peor aún, si el pueblo carecía de una Pakarina -en los tiempos del Imperio Incaico, éstas Pakarinas, lagos, huacas, manantiales, cuevas, cerros, lagos, etc, fueron considerados como lugares sagrados desde donde provenían los ancestros del ayllu o pueblo, y el inca le tenía deidad-, tampoco no se podía ejecutar la Reciprocidad. 96

     Los Qaqash no tuvimos una Pakarina, tampoco sosteníamos al inca con las tres fuentes de ingreso social inca, el ADN de los Qaqash estaba en los Telarmachay, clara evidencia sin suposiciones ni argumentos.

     Por eso y otras más, no se ha encontrado ningún vestigio documental fehaciente que Cachi Pukio haya sido removido, estructuralizado, refaccionado o remodelado por los Incas, pero seguro, que aún faltan mayores investigaciones científicas y bien documentadas para alimentar mejor estas posiciones descritas, bien venidos sean. Pero, de cierto o no, según las crónicas de Antonio de Herrera y de la Comunidad de los Mitma Yauyos, en 1460, el Túpac inca Yupanqui, hijo de Pachacútec, camino de Pumpos hacia Tarama y Jatunsausa probó con sus dedos imperiales y sagrados, “aún una gota”, las aguas del Gran Cachi Pukio, emblema y orgullo de los hijos que el Apóstol San Pedro dio y que de los siglos por los siglos sigue brotando Cachi.

                                                    JOSE A. GAMARRA AMARO - 2013

2 comentarios:

  1. Cachipuquio así como San Blas y Yanacachi fueron el sustento de la sal por todo el centro del Perú en la época pre inca, inca, y colonial.
    en la reducción de Tarma , a San Pedro se le como el "Pueblo de Salineros"
    que fue conformado por mitmas o forasteros que fueron enviados por el Inca.

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    1. Gracias a la referencia Sr. Rojas, toda esas informaciones y prolijamente se leen en el Capítulo VII de la obra en mención. Saludos.

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