PÁRRAFOS COGIDOS DE LA PRE EDICIÓN DE LA NOVELA "LOS ASESINOS DE LA PAZ" DE JOSE A. GAMARRA AMARO.
© EDITORIAL ALFAGUARA (2016). ISBN: 978-820-4580-48-9. Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2016-00998 - Registro de Proyecto Editorial Nº 32501521501579
XV
CACHI
PUKIO Y YURI-WILLKAS
POR: JOSE A. GAMARRA AMARO
En la investigación de una historia se nos plantea dos serias dificultades. Una relacionada con el modo andino de recordar y transmitir los sucesos tal cual fueron con una evidencia prolija y escueta; y la otra, el criterio para interpretar y registrar la información que nos dejaron diversos actores a través de sus escritos o crónicas. La suma de ambas se refleja en toda la información escrita que nos llega a partir del siglo XVI.
Además, debido al hábito andino de adulterar los eventos se hace imposible relatar una historia verídica. Esto nos demuestra que una historia podía ser relatada de tres o cuatro maneras diferentes, y en ellas, justamente, se basaron los cronistas. De allí que la historia de Cachi Pukio y cualquier otra que nos legaron los antepasados tenga que ser investigada con gran cautela para poder así desbrozar el mito de la realidad. De mucha gran ayuda son las referencias arqueológicas que pueden colaborar con las noticias etnohistóricas, y en algunos casos oponerse a ellas. Adelantaremos aquí una conjetura, pero que creemos necesario plantear y discutir, pues es la única manera de avanzar en la investigación de Cachi Pukio, Chuyak, Pukará, y cuantos restos arqueológicos nos muestra la comunidad de San Pedro de Cajas.
La importancia que este problema tiene para el trabajo etnohistórico,
nos obliga a insistir y examinar nuevamente las formas en que él se ha
manifestado. Este tema es dificultoso, aún me haya ocupado en anteriores
estudios.
El estudio de las fuentes escritas es difícil debido a las
contradicciones y confusiones que se hallan en ellas. Es así que juzgar una
cronología tradicional es una tarea ardua por la inseguridad de las noticias,
porque los mismos hechos y episodios se adjudican a uno u otro personaje o
lugar. Por tanto, si se tiene que dar una información de un hecho histórico
preciso tiene que estar elaborado bajo un estudio minucioso sin ambigüedades ni
criterio personal.
En el mundo andino pre inca e inca existieron, pues, varios métodos para
conservar en la memoria los acontecimientos: pintura, cantares y una fuente
mnemo-técnica; como sabemos, las culturas prehispánicas del Perú fueron
ágrafas, sin embargo éste no fue obstáculo para evocar y recordar los hechos.
Además, debemos anotar que, el estudio de la cosmovisión andina nos
señala que los antepasados tuvieron una fuerte realidad de vivencia y práctica
de religiosidad, agroastronomía, lenguaje y política que vigorizaba a las
colectividades andinas. Como tal, debemos en este momento, informar tal cual
fue su real dimensión en el contexto social de la época del Cachi Pukio.
La etapa primera y primitiva de estudio del Cachi Pukio pertenece a la
arqueología, y no a la etnohistoria que tiene su fundamento en los manuscritos
y documentos del siglo XVI. El llamado Estado inca tuvo un tardío
desenvolvimiento en el concierto de las altas culturas prehispánicas; milenios
lo separan de los inicios de la civilización. Los arqueólogos inician la
clasificación del surgimiento de las culturas andinas con una época Lítica, de
recolectores y cazadores; continúan con la introducción de la agricultura en la
época Arcaica; sostienen luego que durante la época Formativa se inicia las
sociedades y los señoríos teocráticos que se extienden en el tiempo hasta
después de la era cristiana y que dan origen a los Desarrollos Regionales
Tempranos, seguidos a su vez por la última etapa, llamada de los Estados
Militaristas. Su fin de éste último estado fomentó el surgimiento de los
Señoríos Regionales o Desarrollo Regionales Tardíos del siglo X al XV. El auge del Estado inca arranca en los
albores del siglo XV, y su desarrollo quedó trunco por la aparición de la
hueste hispana. Es desde aquí donde comienza las primeras notas, los primeros
pasos y andanzas donde nos dan a conocer los cronistas acerca del Cachi Pukio.
PEDRO CIEZA DE LEÓN
Si bien, Pedro Cieza de León, Fray Antonio de la Calancha nombran en sus crónicas que al igual que Cachi Pukio existía y existen manantiales subterráneos al doquier en Colombia y Ecuador, en el Perú son infinitos estos pequeños manatiales de agua salada. La más nombrada por los cronistas es la de San Blas y Yanacachi en la reducción de Cóndores de Chinchaycocha hoy Óndores donde los Pumpos, los Chupacho y alrededores de la provincia de Bombón utilizaban la sal del pukio de Yanacachi (Andrews 1963: 97-104). Pero la más grande y fabulosa del imperio eran las salineras de Maras en pleno Valle Sagrado de los Incas en el Cusco, donde conforman más de 3 mil pozos de sal natural. Cada uno de los pozos tiene una dimensión de 5 metros cuadrados, y era el mayor abastecedor de sal del Tawantinsuyo, 92% (Geoffrey Conrad y Arthur Demarest, Religion and Empire. The Dinamic of Aztec and Inka Expantionisme. Cambridge).
“[…Antes que
trate de los términos del Perú ni pase de la gobernación de Papayán me pareció
que sería bien dar noticia de las notables fuentes que hay en esta tierra y los
ríos del agua, de las cuales emanan sal que la gente se sustenta y pasen a
tener salinas. Y como se nos viniese acabando la sal que sacamos de Cartagena y
nuestra comida fuese hierbas y frijoles por no haber carne si no era de caballo
y algunos perros que se tomaban comenzamos a sentir la necesidad y muchos, con
la falta de sal…]” (Crónica Moralizadora, Fray Antonio de la Calancha-1653).83
Las sales líquidas se solidificaban desde tiempos inmemoriales. Cada
lugar, cada villorio o ayllu tenía su forma de proceso, pero se puede apreciar
en relatos que todos los hacían a fuego. “[…Los
naturales indios de todos aquellos
pueblos de esa fuente salada o lagunas tomaban la cantidad de líquido que
querían, y en grandes ollas lo cocían, y después de haber el fuego consumido la
mayor parte de ella, viene a cuajarse y quedar hecha sal, pero al fin con ella
guisan sus comidas, y viven sin sentir la falta que sintieran otros que no
tienen aquellas fuentes…]”. (Las antiguas gentes del Perú, Fray Bartolomé de las Casas-1559).84
Por donde pasaban las huestes de Pizarro se topaban con manantiales
salinas. Los relatos de cronistas están llenos de historias imaginables de
cuanto encontraban a su paso pozas o pukios
salineras y que los indios hacían de ello sus primeras necesidades
alimentarias.
Los primeros indicios de Cachi Pukio se aprecia en los escritos de los
cronistas Pedro Sarmiento de Gamboa (1552), Pedro Cieza de León, Fray Pablo
José Arriaga (1691) y con grandes rasgos en Juan de Betanzos (1551).
“[….Adelante
de Bombón diez leguas está la provincia de Tarama, que los naturales de ellas
no fueron menos belicosos que los de Bombón. Había en Tarama en los tiempos
pasados grandes aposentos y depósitos de los reyes incas, llenos de todas las
cosas, como carne de llama, maíz, vasijas de oro y plata para el servicio al
inca. Entre las cosas de los indios que vi, vi también sal como panes moldeados
para los señores y principales, porque afirman que se hace mejor y es mas
blanca…]”.
(Extirpación de la idolatría del Perú, Fray
Pablo José Arriaga-1691).85
Sarmiento de Gamboa afirma que en 1472 “las salinas de Cacas fue apropiado
por el Inka Pachacutek”. Además afirma que “mandó a ocho cachicamayok
del Cusco para hacer que procesen la sal para los runas del imperio”. “…los mitmakunas fueron bloqueados y amenazados
por los Taramas del urin runa y los Bombones del hanan runa, con los que
tuvieron que retirarse al poco tiempo y el inka se olvidó por completo de las
salinas de Cacas”( F. Wilson 1978: 87-88).
Con la pluma rigurosa que le caracteriza, Arriaga trata de indagar aún más
prolija y afirma que no muy lejos de Tarama está un manantial. “[….Camino a nueve leguas de Tarama entre cerros está ese nacimiento de la sal blanca, que estos indios cuentan que el
Hacedor de las cosas, al cual llaman Ticeviracocha los partió en dos, Hanan
Pacha y Ucu Pacha para que more en el Apu…]”. De éste relato se traduce que
el dios Apu Qun Ticsi Wiraqucha -así es su nombre completo- supremo creador de
los huankas, y una de las deidades más importantes del imperio inca y
considerado el creador de todas las cosas, o de la sustancia de la que están
creadas todas las cosas, además íntimamente relacionada con el agua y el mar;
las dividió en dos pozas a las que la llamó Hanan Pacha o sea el mundo de
arriba donde moran los dioses y a la otra Ucu Pacha, el mundo de abajo o donde
moran los muertos. A ambos las situó en entre los Apus, que es el espíritu de
los cerros y que según la cosmovisión inca era el Kay Pacha o morada de los
seres vivos. Arriaga dice las partió,
¿en un principio el Cachi Pukio era una sola poza?, no hay evidencias claras
que fuera así, pero por suposición se transmite que en un principio fue una
sola poza, y que siempre estuvo ahí, entre los cerros y que no vino de ningún
lugar. “[…Dicen sin esto, que la fuente de Guaribilca, mandaba a sus hijos a traer sales de este manantial
para sus comidas de sus hijos los guancas…]”.86
Según
Cieza en el tiempo de Huayna Cápac hubo una orden de partición de tierras, de
las cuales Jauja quedó partida de la siguiente manera: Xauxa para el señor
Cusichaca, la segunda llamada Maricavilca para el señor Guacrapaúcar y la
tercera para Laxapalanga para el señor Alaya. Estas tres parcialidades en unión
eran los huancas, los cuales afirmaban que su origen y nacimiento procede de un
varón y una dama llamada Urochombe, que salieron de una fuente, a quien
llamaban «Guaribilca». “[….Dicen que del
tiempo de Guaynacapa o de su padre, hubo
esta orden, el cual les partió las tierras y términos; y asi, llaman a la una
parte Jauja, de donde el valle tomó el nombre, y el señor Cicixaca. La segunda
llaman Maricabilca, de que es señor Guacarapora. La tercera tiene por nombre
Laxapalanga, y el señor alaya…]”. “[…Antiguamente,
cabe la fuente ya dicha, edificaron un
gran templo, a quien llamaban Guaribilca: yo lo vi; y junto a el estaban tres o
cuatro arboles llamados molles, como grandes nogales. A esto tenían por sagrado,
y junto a ello estaba un asiento hecho para los señores que venían a
sacrificar; de donde se bajaba por unas losas hasta llegar a un cercado donde
estaba la traza del templo…]”.87
De la información de Cieza, debemos con certeza y evidencia concluir que
los huancas mandaban a sus yanaconas del templo Guarivilca o Guari-Willka hacia
Cachi Pukio para abastecerse de sal líquida para los señores y principales
huancas y que el proceso de solidificación lo hacían en Jauja. No se puede
despreciar la idea de que algunos yanaconas pudieron haber desertado del templo
y quedarse por Qaqash. Los Yanaconas eran sirvientes perpetuos, no poseían
Ayllu ni Curaca, pero donde servían eran tratados con rigurosidad y desprecio
por la clase dominante, María Rostworowski dice que “eran esclavos de la nobleza”. Estas deserciones se notaron con más
claridad tanto en el Cuzco, Cajamarca y el Valle de Pachacamac. Los yanaconas
no tenían nombre ni apellidos, por así decirlos, solo se les conocía por su
lugar de procedencia desertada y quedaban con un sobrenombre convertidos a un
apellido. En principio los Qaqash les rendía pleitesía a éstos desertores
quienes se escabullían y los indios encubrían dicho acto, incluso eran llamados
como dios menor por haber estado en el templo de Guarivilca. Los Yurivilcas
Sanpedranos serían el apellido compuesto de Guarivilca o Guariwillka o Gurivilca,
en mejor de los casos suprimido la vocal a. “[…Estos
indios están desertado de su noble, y bajan tres o cuatro leguas para pescar,
pero sin ser vistos, son más hermosos y altos que los demás indios que las
mujeres andan tras ellos con sus mantas gruesas de algodón. En la sierra bajan
en busca de comida y sin ser descubierto se quedan a vivir en las comarcas y
hacen población…]”. (Vocabvlario de la lengva general de todo el Perv llamada
lengva quichua o del inca, Diego Gonzales Holguin- 1608).88 «…hacen población», a partir de estos hechos podemos
inferir que las damas de Qaqash andaban tras los Gurivilcas, y conjeturar y
presentir que tuvieron proles en éstos lares.
También debemos advertir sobre los escritos de la Dra. Carmen Arellano Kauffman donde anota: “[…por el Padrón eclesiástico de 1649 de Tarama y el libro de bautismos de 1657 sabemos que estaban asentados, además, un ayllu mitmaq y un ayllu llamado Yaruwillka…]” (BAS 15. Bonner Amerikanistische Studien; pag 9– Bon 1988), de donde se desprende que ya para el siglo XVII se asentaba el apellido Yaruwillka, willka (voz quechua cuyo significado es dios menor. También significa nieto, nieta. Sinónimo: jaway).
YANACONAS EN PLENA LABOR
Además, con el correr de los años y la introducción férrea del idioma ibérico se fue moldeando Yaruwillka por parte de los datarios hasta convertirse en Yurivilca. No olvidemos que los Qaqash se anexan a Tarma durante ese siglo: XVII. El Dr. Waldemar Espinoza Soriano (1984: 194, 203), presume que los Qaqash estaban conformado por los wankas, Atapillu y otras etnias vecinas89, las cuales quedan muchas dudas. Incluso sugieren que las cercanías con los de Aqopampa (Acobamba), pero, no hay evidencias. Solo se sabe que los de Aqopampa ya truequeaban o permutaban con los Qaqash maíz por sal allá por los años de 1566 cuando Tarama estaba al mando del cacique Tapraq.
Igualmente, debemos advertir que por Huánuco existió una provincia llamada
Yarovilcas que formaba parte del Reino de Huanuco, cuyas divisiones eran
“allauca Huánuco” e “ichoc huánuco” y según los historiadores Salustio
Maldonado Robles y Waldemar Espinoza Soriano sus territorios abarcó desde
Rapayán (sur de Ancash) hasta el norte de Pasco y el Río Marañón hasta las
cumbres de la Cordillera Central y su expansión fue exclusivamente la sierra de
Huánuco y muy cerca de la selva entre Chavinillo y Choras (Grau), distritos de
la joven provincia de Yarowilca; y en Llata (Huamán-Huilca), Puños, Punchau,
Chavin de Pariarca, Jircan, Tantamayo, Rapayan y provincia de Hari en Ancash. Los
mismos investigadores afirman que es muy poco probable que hayan incursionado
por los territorios de los Alto Andinos de la Sierra Central ya que no hay
vestigios de ninguna alternancia ni convivencia, de la cual queda descartada la
pronunciación o conocimiento gramatical de la palabra Yaruwillca y sus
vertientes como derivados.
La cultura preinca e inca fueron politeísta y la mayoría de sus dioses
representaban elementos de la naturaleza, cada uno de ellos tenían atributos
particulares. La religión estaba presente en cada ámbito de sus vidas. El culto
y la religión estuvieron encargados, por órdenes del inca a los sacerdotes y el
más importante era el Hullac Umu, sin ello, ninguna clase de la sociedad inca
podía rendir culto y pleitesía a una festividad determinada.90
Del Cachi Pukio, hasta el momento no hay indicios orales o escritos de
religiosidad, culto o una determinada cosmovisión de identificación divina
compendiada para su investigación. Es de carácter político que donde había
divinidad el inca tenía que hacerse presente y rendir un ritual determinado
junto un Hullac Umu que acompañaba la comparsa del inca. La única excepción y
la más grande noticia que se sabe de Cachi Pukio es de la pluma de Antonio de
Herrera, de los Expedientes de la Comunidad de los Mitma Yauyos y de los mismos archivos de la Comunidad Campesina de SPC descritos en
el capítulo VII de ésta obra.
Según Cieza los Taramas adoraban al sol que le llamaban “Mocha”, pero el
sol era conocido y adorado como “Inti” en todo el imperio. Quizá la
transcripción apropiada debería de ser “macha”, una interpretación de “machay”,
en cuyo caso Cieza no entendió bién los que se adoraba. Además machay asume el
significado de “cueva”. Por otro lado, las huacas de los Chinchaycochas eran
los lagos, el lago Junín era la principal huaca de esa provincia. Durante el
periodo de gobierno de los inkas las comunidades de los chinchaycochas se fusionaron
en la Reducción de los Reyes (Duviols 1976a:292), quienes practicaban los ritos
de culto a sus antepasados y que en una pequeña isla del lago se encontraban
restos de huesos humanos reunidos para ser adorados (Albornoz 1967:30).
Llama la atención, que siendo Cachi Pukio un lugar de la era de los
inkas y explotada por los Cacas pre y post hispanos no haya servido de huaca, incluso a los
propios coterráneos que circundaban al manantial.
Los Sistemas de “Inversión Pública” –si así podemos llamarle en el
vocablo moderno de las inversiones del Estado actual- de los incas estaban hechas a base de la Reciprocidad.91 Hay que comprender que al no existir
dinero en el Estado Inca la riqueza debía apoyarse en la posición de ciertos
recursos que podían ser medidos y contabilizados. Con ello el gobierno podía
planificar sus posibilidades y hacer frente a sus necesidades. ¿Cuál podría ser
ese patrimonio que les permitiera dominar y controlar y con ello edificar las
diferentes edificaciones llamase caminos, templos, pavimentaciones, puentes y
todo aquella construcción de obras civiles?
Se fundaba en el acceso a tres fuentes de ingreso: la fuerza de trabajo,
la posesión de las tierras y la ganadería estatal. El resultado de estas tres
tenencias se manifestaba en bienes acumulados en depósitos. Estos bienes en
poder del Estado Inca eran la riqueza más preciada pues significaba disponer de
una serie de ventajas, siendo la principal la de controlar La Reciprocidad92, en otras palabras, en
función a esas tres fuentes optimizaban el uso de los recursos públicos
destinados a la inversión y su principal herramienta era la Reciprocidad. Si
hoy en pleno siglo XXI en los gobiernos regionales y locales la principal
herramienta para las infraestructuras de sus ciudades es el Análisis de Pre-inversión donde le permite
una evaluación técnica, económica, financiera y de sostenibilidad de los
proyectos previa a su ejecución, en el incario era La Reciprocidad. Los
quipucamayoc eran los Economistas encargados de registrar los acontecimientos,
llevar las estadísticas y asesorar el manejo del gran complejo del estado inca
con 2 millones de kilómetros cuadrados y 12 millones de habitantes. Los
quipucamayos tenían el conocimiento de sistemas estadísticos y numéricos, de
pronósticos, de administración de recursos humanos, materiales y tributarios93, eran lo que hoy llamaríamos las Unidades Formuladoras del
Gobierno Regional o Local.
La Reciprocidad era un sistema organizativo socioeconómico que regulaba
las prestaciones de servicios a diversos niveles de engranaje para las
ejecuciones de proyectos, ya sea para las comunidades rurales (ayllus) y el
propio Estado Inca.94 Su base principal
tributario o modernamente su Ciclo del Proyecto era: tú que me das para yo darte. Así de simple, pero vertical. Si el
ayllu carecía de las tres fuentes de ingreso, nada, absolutamente nada se
plasmaba en dicha comarca.95 No había posibilidades
que el Inca mandara a ejecutar ninguna obra estatal por más pequeño que ésta fuera.
Peor aún, si el pueblo carecía de una Pakarina -en los tiempos del Imperio
Incaico, éstas Pakarinas, lagos, huacas, manantiales, cuevas, cerros, lagos,
etc, fueron considerados como lugares sagrados desde donde provenían los
ancestros del ayllu o pueblo, y el inca le tenía deidad-, tampoco no se podía
ejecutar la Reciprocidad. 96
Los Qaqash no tuvimos una Pakarina, tampoco sosteníamos al inca con las
tres fuentes de ingreso social inca, el ADN de los Qaqash estaba en los
Telarmachay, clara evidencia sin suposiciones ni argumentos.
Por eso y otras más, no se ha encontrado ningún vestigio documental fehaciente que Cachi Pukio haya sido removido, estructuralizado, refaccionado o remodelado por los Incas, pero seguro, que aún faltan mayores investigaciones científicas y bien documentadas para alimentar mejor estas posiciones descritas, bien venidos sean. Pero, de cierto o no, según las crónicas de Antonio de Herrera y de la Comunidad de los Mitma Yauyos, en 1460, el Túpac inca Yupanqui, hijo de Pachacútec, camino de Pumpos hacia Tarama y Jatunsausa probó con sus dedos imperiales y sagrados, “aún una gota”, las aguas del Gran Cachi Pukio, emblema y orgullo de los hijos que el Apóstol San Pedro dio y que de los siglos por los siglos sigue brotando Cachi.
JOSE A. GAMARRA AMARO - 2013
Cachipuquio así como San Blas y Yanacachi fueron el sustento de la sal por todo el centro del Perú en la época pre inca, inca, y colonial.
ResponderEliminaren la reducción de Tarma , a San Pedro se le como el "Pueblo de Salineros"
que fue conformado por mitmas o forasteros que fueron enviados por el Inca.
Gracias a la referencia Sr. Rojas, toda esas informaciones y prolijamente se leen en el Capítulo VII de la obra en mención. Saludos.
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