ASÍ SE HIZO LA HISTORIA DEL PERU: POR INTERESES, PROTAGONISMO Y ACASO CHAUVINISMO Y MITOMANÍA
POR JOSE A. GAMARRA AMARO
Todo texto histórico debe
ser neutral, enciclopédico. Pero nuestra historia fue bastante chauvinista. El
chauvinismo promueve una forma de orgullo nacional profundamente acrítica y
etnocentrista. Ser chauvinista no ayuda en nada a la hora de enseñar historia.
Cuando uno está en la historia no debe apegarse ni al indigenismo, españolismo
ni menos al patriotismo, debe ser neutral, enciclopédico. La ciencia no es
nacionalista ni extranjeriza. La ciencia es totalmente objetiva, imparcial, al
menos es lo ideal. La historia tiene sus métodos de investigación científica
propia.
Pero en nuestro amado
Perú, hubo historiadores que enarbolaron lo dicho arriba. No todos cayeron a la
misma talega –decía el historiador andahuaylino Efraín Trelles Aréstegui-, algunos
merecen llamarse Señor de Señores.
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MANCIO SERRA DE LAGUIZAMON |
Veamos solo tres medallas
que de la historia hicieron lo mejor de sus milagros dividiendo a un pueblo
entero.
Pero, con más profundidad
escribiremos de Raúl Porras Barrenechea, mas que nada cuanto en sus escritos
“escondió” el testamento y la declaración del conquistador capitán Mancio Serra de
Leguizamón, que junto a Diego de Almagro, Francisco Pizarro y el cura Valverde
irrumpieron en Cajamarca aquella mañana del 16 de noviembre de 1532 y
capturaron a Ataw Wallpa. Porras a Serra simplemente le llamó “viejo charlatan,
senil” y hasta “crápula” (borracho).
La historiografía oficial del Perú tiene su
santísima trinidad: José de la Riva Agüero, Raúl Porras y Jorge Basadre. Los
dos primeros tienen sus capillas (el Instituto Riva Agüero de la PUCP y el
Instituto Porras Barrenechea de la UNMSM) donde sus bien retribuidos sacerdotes
mantienen su culto. Porras y Basadre tienen su imagen en los billetes y el
último su avenida y su parque. Los tres son estudiosos serios y bien
intencionados y merecen cierto reconocimiento por la tarea desarrollada y que
siempre supimos reconocerlos, claro está.
Pero hay otras figuras tan importantes (o más como por ejemplo Julio C. Tello o Luís E. Valcárcel) que carecen de billetes, capilla, de parque y de avenida. En este artículo espulgaremos uno de los ensayos menores de Porras ("El sentido tradicional de la literatura peruana" escrito en 1945 y publicado en 1969) algunos de los planteamientos definitivos del autor, muerto en 1960.
Empecemos con una afirmación aparentemente inocua: "El idioma español llega al Perú... " (p. 13). NO maestro, no hay idioma español; lo que llega a América es el dialecto castellano mal hablado por los porquerizos extremeños analfabetos venidos aquí para asesinar, violar, saquear y esclavizar a los pueblos de este continente en el más espantoso rosario de genocidios jamás perpetrado en nuestro planeta.
Pero hay otras figuras tan importantes (o más como por ejemplo Julio C. Tello o Luís E. Valcárcel) que carecen de billetes, capilla, de parque y de avenida. En este artículo espulgaremos uno de los ensayos menores de Porras ("El sentido tradicional de la literatura peruana" escrito en 1945 y publicado en 1969) algunos de los planteamientos definitivos del autor, muerto en 1960.
Empecemos con una afirmación aparentemente inocua: "El idioma español llega al Perú... " (p. 13). NO maestro, no hay idioma español; lo que llega a América es el dialecto castellano mal hablado por los porquerizos extremeños analfabetos venidos aquí para asesinar, violar, saquear y esclavizar a los pueblos de este continente en el más espantoso rosario de genocidios jamás perpetrado en nuestro planeta.
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GARCILAZO DE LA VEGA |
Claro que la
opinión del Maestro es diferente: "La
conquista española salvó la cultura
incaica de perecer... "(p. 16). Los indios esclavizados y sus
descendientes, quienes se identifiquen o simpaticen con ellos deben estar
profundamente agradecidos a los asaltantes que trajeron la
"salvación". Como recuerda Porras, ésta es la opinión de Garcilaso
cuya historia, en buena parte, "es
la justificación de la conquista
española, la exaltación de los beneficios de la fe y de la cultura, la defensa
de la obra heroica y empeñosa de los conquistadores " (p. 21). No en
balde Garcilaso es el santo patrono de la intelectualidad oficial peruana que pretende
disfrazarse de "mestizo". Recordemos que Garcilazo fue hijo de Isabel
Chimpu Ocllo y Sebastián Garcilazo de la Vega y Vargas. Chimpu Ocllo fue nieta
de Huayna Cápac, hija de Túpac Hualpa y sobrina de Atahualpa y Huascar.
Y como la destrucción del Tawantinsuyu, el intento de aniquilar las culturas nativas y la esclavización de los sobrevivientes del Holocausto es una obra positiva, de civilización y salvación, cualquier voz disidente debe ser acallada, minimizada o desacreditada; es lo que Porras intenta al referirse al testamento "del viejo charlatán Mancio Serra de Leguizamón, quien afirmó <que la moralidad de los indios había sido corrompida por la civilización hispánica>" (p. 19). Porras escribió: “¿Qué crédito merece el parloteo senil de un viejo chocho? timbero y alcohólico, además?”
Y como la destrucción del Tawantinsuyu, el intento de aniquilar las culturas nativas y la esclavización de los sobrevivientes del Holocausto es una obra positiva, de civilización y salvación, cualquier voz disidente debe ser acallada, minimizada o desacreditada; es lo que Porras intenta al referirse al testamento "del viejo charlatán Mancio Serra de Leguizamón, quien afirmó <que la moralidad de los indios había sido corrompida por la civilización hispánica>" (p. 19). Porras escribió: “¿Qué crédito merece el parloteo senil de un viejo chocho? timbero y alcohólico, además?”
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ISABEL CHIMPU OCLLO |
Pero Mancio no fue el único criminal avergonzado,
arrepentido, angustiado y aplastado por la enormidad imperdonable de los más
execrables delitos que ni las más bestiales borracheras podía hacer olvidar;
hay otros más que Porras ignora pero cuyo testimonio es recordado por este
autor en su Ensayo: La Conquista: una empresa mercantil (1ra. Parte, c. V y en
sus menores escritos en blogger)
Además, dentro de la perspectiva criolla, hay que disminuir los logros culturales indígenas, en esta línea, Porras "descubre" que el criollo Melgar es el inventor del yaraví (p, 39). Por último, en cuanto a falsedades, irracionalidades y torpezas, Porras remacha el viejo mito de 'Va captura de Atahualpa por 168 aventureros, en el corazón mismo del Tawantinsuyu " (p. 17). La más reciente y contundente demostración de la irracionalidad de esta afirmación está en el ensayo arriba mencionado (2da. Parte, c. II)
Terminamos con dos notables aciertos íntimamente relacionados y básicos para comprender al Perú; para Porras, las tradiciones de Palma "aprisionan toda la historia del Perú" (p. 59) "por eso son tan peruanas" (p. 107) aunque retraten "principalmente, la época colonial (p. 61). La conclusión, que Porras no extrae, es que la principal época del Perú es la colonia. Esto explica la actitud de los criollo peruanos, los limeños en especial, que quieren mantener esa época "dorada", de "la primacía jerárquica del Perú y su apogeo de corte virreynal, que va a perderse en la aventura republicana" (p. 37). Y así, en "la hora de la independencia, el Perú defiende, por imposición de su geografía y de su destino, la tradición colonial que se prolonga... aún después de pronunciados los juramentos de la libertad" (p. 107).
DEL TESTAMENTO DE MANCIO AL DE PORRAS
Mancio no fue el único criminal arrepentido, pero
los "historiadores" prefieren ignorar el tema; Riva Agüero fue una
excepción al admitir el valor del testamento de Mancio que es la "solemne confesión de un moribundo donde no caben mentira ni amaño". Pero este reconocimiento es rechazado
por algunos colegas y discípulos de los que el más notable es Porras que llama a
Mancio "viejo charlatán" y, cada vez que se refiere al testamento en
cuestión, lo califica (al documento) de "balandrón" o
"fanfarrón".
Esta reacción descubre la auténtica nacionalidad (no la oficial) de todos esos peruanos" que no han roto el cordón umbilical con su "madre patria" a los que cualquier testimonio que niegue o que mengüe en lo más mínimo el valor que ellos han atribuido a esa canallesca empresa que fue la conquista los electriza, los histeriza y los eriza. La hispanidad de Porras es el sello de su obra y su pecado capital y es la clave de su papel en la república criolla de la que fue uno de los más altos valores y el más digno de sus representantes.
Por una extraña coincidencia Porras, como Serra, gana esta dignidad al momento de la despedida. En 1960, Porras asiste a la reunión de cancilleres de Costa Rica y el 23 de agosto pronuncia un histórico discurso donde sostiene que, por tradición, al Perú le corresponde armonizar y conciliar cualquier diferencia que surja entre los países americanos. Por ello, ante el conflicto Cuba vs. USA propone una fórmula de tolerancia que rechaza el fanatismo y en la que prevalece la razón. Y, contrariando las órdenes expresas recibidas (y reiteradas a cada momento dada la importancia del asunto) el Perú dio su voto singular al lado del país hermano al que se pretendía agredir. La reacción del inquilino de la Casa de Pizarro fue fulminante, ordenó el regreso inmediato de su ministro y le pegó la más humillante reprimenda jamás escuchada en el palacio de los virreyes. Porras dimite y se retira a su casa donde, víctima de una grave depresión, muere el 27 de setiembre.
Su discurso de San José fue su testamento y así
como Mancio se arrepiente y condena las atrocidades que perpetró, Porras
repudia y rompe (más que momentáneamente) la tradicional sumisión que es el
sello de esta república criolla con la que tan íntimamente estuvo identificado
y a la que tan a gusto sirvió a lo largo de toda su vida como parlamentario,
diplomático y ministro.
TESTAMENTO DE MANCIO SERRA DE LEGUIZAMÓN
TESTAMENTO DE MANCIO SERRA DE LEGUIZAMÓN
Los propios conquistadores, ya en el umbral de su muerte, con un patetismo angustiante, lamentaban la destrucción del Tawantinsuyu. Este es un pequeño extracto del testamento de Serra:
"... el intento que me mueve a hacer esta relación es por el
descargo de mi conciencia y por hallarme culpado en ello; pues hemos
corrompido a gente de tanto gobierno como estos naturales, y tan quitados de
cometer delitos, ni excesos, así hombres como mujeres; y, cuando ellos vieron
que nosotros poníamos puertas y llaves en nuestras casas, entendieron que era
de miedo que teníamos a ellos que no nos matasen; pero no porque se creyese
que era posible que ninguno hurtase ni tomase a otros la hacienda: y así
cuando vieron que entre nosotros había ladrones, y hombres que incitaban a
pecar a sus mujeres e hijas, nos tuvieron en poco; y habiendo venido este
reino a tal rotura, en ofensa de Dios, entre los naturales por el mal ejemplo
que les hemos dado ( ... ) y con eso suplico a mi Dios me perdone mi culpa.
Yo confieso que la tuve y tengo, por ver que soy el postrero que muero de
todos los descubridores y conquistadores y pues en eso entiendo que he
descargado mi conciencia... "(Testamento de Mancio Serra de Leguizamón).
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Este conmovedor testamento de Mancio Serra (aquel mismo que le tocara en la distribución la imagen del Sol del templo del Koricancha, y que lo perdiera esa misma noche jugando "a los dados") no constituye una excepción, tenemos además los testamentos de Alonso Ruiz y Lorenzo de Aldana entro otros.
El primero, atormentado por aquello que "no era bien ganado", llegaría
a manifestar al propio monarca español: "Sacra
Majestad, yo soy conquistador del Perú,
de cuyos despojos me cupieron más de cincuenta mil pesos que traje a España.
Vivo con pena y cuidado que no son bien ganados. Yo no sé a quien restituirlos pues
entiendo que no los merezco...".
Por su
parte, el segundo legaría a los indios el repartimiento que le tocó en
Condesuyos, a fin que lo emplearan en el pago de sus tributos. Y también
resultan esclarecedoras las últimas palabras que profiriera en su agonía Pedro
de Alvarado - "una de las mejores lanzas llegadas al Nuevo Mundo"- a
quien, cuando le preguntaban qué le dolía más, respondía "...el alma, el alma...por
lo que hicimos en el Perú ".
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UNA PORCIÓN DEL TESTAMENTO Y FIRMA DE LUCAS MARTINEZ VEGAZO |
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LUCAS MARTINEZ VEGAZO |
En
otro escrito trataremos del Testamento de Lucas Martínez Vegazo, uno de los
conquistadores que firmó en Coaque –cerca a Panamá- para que la conquista fuera una Empresa Mercantil
subsidiada por empresarios, mercaderes y firmas comerciales donde le dieron Carta-Poder
a todos los que vinieron en pos de la toma de Pirú.
Si bien estos documentos encontrados pertenecen a la así llamada Harkness Collection y se encuentra en el presente en la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, se sabe que de cada diez papeles, nueve por los menos son Carta-Poderes, o sea que se autorizaba a éstos hombres llamados conquistadores a representar a firmas comerciales y mercaderes. ¿Para qué? Para comprar esclavos e iniciar labores de minería en las tierras conquistadas.
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