domingo, 29 de septiembre de 2024

BREVE HISTORIA DE LA CREACIÓN DE LA I. E. "VÍCTOR A. BELAUNDE" DE SAN PEDRO DE CAJAS - TARMA

 BREVE HISTORIA DE LA GESTACIÓN DE LA I. E. "VICTOR ANDRES BELAÚNDE DE SAN PEDRO DE CAJAS -  TARMA. JUNÍN, PERÚ.

14 de diciembre de 1965, alcalde Prado Montes Yurivilca y sus Síndicos (hoy regidores), acuden a Palacio de Gobierno obsequiando una alfombra al Presidente de la República. De izquierda a derecha: Prado Montes Yurivilca (alcalde), Héctor Gamarra Estrella (síndico), Fernando Belaúnde Terry (presidente de la república), Raúl Montes Orihuela (invitado), Fortunato Ricaldi Vílchez (presidente de la Junta Comunal), Julio Mendoza Amaro (invitado), Prudencio León Tinoco (tesorero de la comunidad y maestro artesano textil), Eleodoro Yurivilca (síndico), Alejo Calderón (invitado). No se aprecia en la toma a los síndicos Aurelio Cárdenas Yurivilca y Jorge Tinoco, a los invitados Liberato Vílchez y Oswaldo Vílchez León que se encuentran próximos más a la izquierda. (Propietario de la foto: Juan León Gamarra).

                                                                                                  POR: JOSÉ A. GAMARRA AMARO                                              

      A partir de 1950, cuando los hijos de los más acomodados de San Pedro de Cajas emigraban para proseguir sus estudios secundarios en Lima o Tarma, hubo una gran preocupación por parte de la mayoría de la población que era exiguo y vieron mermada el desarrollo cultural y educativo de sus vástagos. Si bien, desde la creación del distrito ocuparon cargos políticos personas que no estaban comprometidas con fuerza a la educación sampedrana, a trompicones se creó el primer colegio de enseñanza técnica denominada Instituto Nacional Agropecuario No 82 que tuvo pocos años de existencia. Esta institución se crea con la finalidad de formar técnicos en la especialidad agropecuaria sin tener en cuenta la ubicación y consideración de la ubicación geográfica del lugar.

      Durante esas épocas negras los responsables políticos fueron personajes de élite (si le podríamos denominar así), razón por las cuales casi nada podrían interesarles la educación de sus coterráneos. Aún el general Odría “hizo querer” para que se construyera y se crearan colegios, los políticos cajeños de entonces, seguidores acérrimos del mismo general, se quedaron con las manos cruzadas, viendo arrastrarse como la educación de su propia tierra quedaba a la zaga.   

       Esto trajo consigo una lucha entre “la minoría selecta” por querer apropiarse del sillón municipal. Luego de la restitución de las elecciones municipales democráticas el 16 de diciembre de 1963, hubo una gran preocupación por parte de los políticos y grupos minoritarios para construir una identidad local a base de la educación. Sin embargo, los primeros años de la historia del gobierno municipal en Cajas se definieron por los constantes conflictos entre líderes políticos y comunales lo que creaba un clima de inestabilidad, sumado a coyunturas de crisis económica que atravesaba el país.

      Aun así, el alcalde Prado Montes Yurivilca y su concejo de síndicos (hoy llamado regidores) aprueban y redactan un memorial al presidente de la república de turno pidiendo la creación de un colegio secundario común. El 08 de setiembre de 1965, dejan en mesa de partes de palacio el documento en mención, dejando entrever que además quieren dialogar con el presidente y solicitan una audiencia personal. 

      El mandatario de esos años se vislumbraba en la educación como un progresista fundamentalmente en la preparación docente, por lo que dio impulso a la creación del “Centro de Altos Estudios Pedagógicos” (1964) destinado a la investigación, formación de profesores para las Escuelas Normales. Por otro lado, el sistema educativo en este periodo se caracterizó por ser transmisor del acervo cultural, de valoraciones existentes y conocimientos intelectualistas, comenzando la escolaridad en transición seguido de la primaria, media y superior. La Educación Media o Secundaria distinguía dos áreas: Común y Técnica, lo que dio lugar a la creación del INA 82 en Cajas.  Con estas características el sistema educativo en este periodo tuvo una expansión vertiginosa. Las cifras estadísticas muestran que en 6 años (1963 - 1968) la población escolar matriculada aumentó en casi 89%.

      Mientras esto era la figura educacional en el país, el 14 de diciembre de 1965, a noventa y seis días de haber dejado el memorial, el alcalde Montes y sus síndicos, más personas notables (ver fotografía) acuden a palacio de gobierno portando una alfombra tejida y plasmada por el maestro artesano Prudencio León Yurivilca, donde le manifiestan que el presente es a nombre del pueblo de San Pedro de Cajas. No tenemos datos que adujo el presidente; pero, prometió que al siguiente día se entrevistarían con el ministro de educación Carlos Cueto Fernandini, cosa que sucedió tal conforme prometió el mandatario.

      En la entrevista con Cueto Fernandini y el viceministro José Navarro Grau, este segundo les manifiesta que ha llegado a su despacho un documento con un poco más de docena de firmantes cajeños, donde exponen su inconformidad con la creación de un colegio secundario y que, a la actualidad ya existe un centro de enseñanzas con ese modelo para los jóvenes. Las autoridades no quedaron abismadas ni se sobrecogieron por esta noticia, pero los nombres leídos por el secretario del ministro —que se encontraba a lado suyo— les encandiló y los desconcertó. A mediados del mes de noviembre de 1965, este descastado y desafecto rumor lo habían descubierto Benigno Rojas Magno y Luis Arellano Ventura, quienes alertaron y dieron aviso al dirigente Invención Rodríguez. Antes de dar aviso al alcalde Montes comenzaron a hacer pesquisas e indagaciones de los posibles felones conspiradores de esta trama contrarios a la educación. Alguien había roto la infidencia. La lectura hecha por el secretario les confirmó la patraña tejida por algunos cajeños. Por el momento, los nombres quedaran en reserva, no es momento de divisionismo por el bien del pueblo, ya que el propio país se halla aún más fragmentado por obra y gracia de los políticos.

      Así, luego de espera con calma, el 05 de octubre de 1966 salió la Resolución Directoral de la creación del colegio. El nombre fue puesto en honor al presidente de las Naciones Unidas (1959-1960) Dr. Víctor Andrés Belaunde Diez-Canseco, quien fallecería a los 75 días de creado el colegio a la edad de 83 años.

      Gestado el colegio, sin un local propio y sin director y profesores, la municipalidad distrital se vio forzada a conseguir un director interino, local de funcionamiento y lo más importante, alumnos. Para asumir las dirección  del colegio se invitaron a personas ligadas a la cultura y enseñanza del pueblo sin ningún oficio de pedagogo, tres fueron los que aceptaron la oferta; entre ellos, don Mario Centurión Estrella, Alfonso Montes Orihuela y Jaime Espinoza Montes. Luego de un debate de concejo bajo la supervisión del ministerio de educación con sede en Tarma, salió favorecido el Sr. Espinoza Montes quien sería el encargado de la dirección del nuevo colegio y que sus honorarios correrían a cargo, —mientras se subsane al titular— por la municipalidad distrital.

      Todo el año de 1967 la municipalidad enrumbó en busca de alumnos para matricularlos al año lectivo de 1968. Algunos de la población lo veían con escepticismo, laconismo de las autoridades y, otros con encono. Pero más prevaleció la fe, la tenacidad y empeño que le pusieron los responsables. El mismo Espinoza, esperanzado que su empresa triunfaría fue visitando de casa en casa para matricularlos y su tesón no se hizo esperar, tenían un poco más de una treintena de matriculados.

      Al albor de su funcionamiento como tal, el colegio funcionó en el segundo piso en un ambiente ceñido a la que hoy se levanta el Centro Cívico de San Pedro de Cajas. A lo apretujado que era, a la municipalidad no le quedó, sino alquilar otros ambientes particulares, hasta que consiguieron un terreno propio en el lugar denominado “Padrepuquio”. Con el aporte económico de la Cooperativa de Producción, la Comunidad Campesina, la Municipalidad distrital, más personas de buena voluntad, construyeron un ambiente de material noble a base de “faenas” comunales.

      En 1973 salió la primera promoción del colegio con el nombre de “Ernesto Guevara Linch”, personaje que en ese estadio del tiempo estaba en boga. Veinte alumnos fueron las que por vez primera llegaron a la cúspide de la educación nata de San Pedro de Cajas, algunos de ellos yacen a la diestra de Dios como don Eusebio Alcides Espinoza León, quién fue el presidente de dicha promoción y junto a él conquistaron el mundo del saber los siguientes primigenios: Abilio Oscanoa Alania, María Rodríguez Yurivilca, Félix Arellano Arenas, Francisco Espinoza Meza, Melania León Aldana, Alberto Espinoza Yurivilca, Guillermo Astete Rojas, Juana Ponce León, Félix Espinoza Oscanoa, Adolfo Vicuña Oscanoa, Lucía León Palomino, Juan Espinoza Yapias, Hilda Rodríguez Astete, Well León Palomino, Antonio Ventura Espinoza, Hober Estrella Cárdenas, Luís Yurivilca Meza, Severo Rodríguez Gamarra y Mauro Oscanoa Vílchez.

      Entre los personajes destacados de esta promoción se encuentran el Dr. Eusebio Espinoza León quién llegó a ocupar el cargo de presidente ejecutivo del Concejo Transitorio de Administración regional (CTAR) de Pasco entre 1996 al 2000, Lic. Abilio Oscanoa Alania alcalde de Cajas que fuera asesinado por las cúpulas terroristas el 13 de agosto de 1991, Ing. Guillermo Astete Rojas quién fue alcalde del distrito entre 1999 y el 2002 y actual presidente de la Comunidad Campesina de San Pedro de Cajas y así, casi la mayoría de estos exalumnos belaundinos ostentan sus carreras profesionales.

      En 1973, la municipalidad hizo un homenaje creativo junto al director del plantel Lic. Miguel Lezama Ames de plantar árboles de ciprés para perennizar a la primera promoción del colegio, para tal fin, el municipio cedió las partes triangulares de la plaza de armas que se encontraban cercadas de parapetos de cemento para que cada alumno varón plante una unidad de árbol y las damas dos unidades, de tal proceder la plaza tenía 24 plantas de ciprés. Al correr de los tiempos dichas plantaciones se vieron pomposas, pero también otras expiraron por las inclemencias del tiempo, pero fueron mínimas. Estas majestad de árboles fueron símbolo de esa eminente primera promoción que acompañó durante casi dos décadas en ornamentar o hermosear la gran plaza de armas de San Pedro de Cajas, luego fueron podadas o sacadas de raíz que a la actualidad no queda nada de ese símbolo de la promoción. Se rediseñó la plaza, seguramente para embellecerlo con más prolijidad, pero este fue; al menos, la que por semblanza y memoria se esforzó el municipio local.

      Luego vendrían otras y otras promociones, cuyos exalumnos brillan con refulgencia en el ámbito profesional, empresarial, ejecutivos en el ámbito estatal y privado y, todos ellos llevando como estandarte a su Alma Mater I. E. Víctor Andrés Belaúnde hacia los confines del planeta