jueves, 16 de marzo de 2023

MARCO TEÓRICO Y JUSTIFICACIÓN DEL ORIGEN DE LA PACHAMANCA, LOS TELARMACHAY

 

MARCO TEÓRICO Y JUSTIFICACIÓN DEL ORIGEN DE LA PACHAMANCA, LOS TELARMACHAY (TARMA, JUNIN)


CAMPAMENTO TELARMACHAY - HACIENDA PATAHUAY, PARPACOCHA (APROX. 1977), DRA. LAVALLÉE DE ESPALDAS DE NEGRO, DEGUSTANDO LA PACHAMANCA Y COMPROBANDO ALGUNAS HIPÓTESIS CIENTÍFICAS. (FOTO, ALBUM: WILLY ROJAS YURIVILCA)


POR: JOSE A. GAMARRA AMARO

                     UNMSM

 

“En el área de los fogones del sector

Este se comprueba, de preferencia,

una concentración de costillas y

huesos largos de miembros (especialmente

de húmeros y fémures) ¿no se trataría en

este caso de restos de carne asada

en una pachamanca (pernil y costillas)?

                                                                                                              LAVALLÉE (1977: 87-88)   

 

     Telarmachay es un abrigo rocoso situado en el distrito de San Pedro de Cajas, provincia de Tarma, región Junín, en los Andes Centrales. Fue descubierta en 1974 por Daniele Lavallée, Michéle Julien y Jane Wheeler durante las exploraciones realizadas por el Proyecto Arqueológico Junín-Palcamayo. Las excavaciones empezaron un año después, en 1975, y se prolongaría hasta 1980.

     Telarmachay es un abrigo rocoso situado a una altura de 4.420 msnm; en el flanco oriental de la puna de Junín a unos 8 km al nor-noroeste de San Pedro de Cajas. Cercano al yacimiento se halla la laguna de Parpacocha. El abrigo mira hacia el sur sobre un talud de considerable declive, dicha talud está conformada en su mayor parte por depósitos de fragmentos óseos. Un poco más alejado de esta talud, el terreno es húmedo, que cubre sedimentos de arcilla.

     La palabra Telarmachay proviene de dos voces, una españolizada y otra en idioma quechua: Telar = máquina para tejer construido de madera u otro material, machay = cueva, luego, cueva del telar.

     El maestro artesano, César Yurivilca Román (┼), por otro lado, aseveraba que el vocablo telar se introdujo por la época de la guerra con Chile cuándo los ganaderos de las estancias  cercanas a la cueva ocultaban sus telares por el temor que los enemigos del sur no lo quemaran o lo destruyeran.  

     Lavallée sostiene que la ocupación humana en Telarmachay empezó hacia 8.000 a 7.000 a. C., ya que unos dos milenios antes (10.000 a. C. – 8.000 a. C) el abrigo rocoso era inhabitable pues la nieve permanente descendió hasta la cota 4.300 de elevación, fue en este periodo en que los animales pleistocénicos desaparecieron y fueron desplazados por una fauna moderna. Es la época en que los cazadores iniciaron la ocupación extensiva de la puna. Lumbreras, Luís G (2020: 59). El hombre de Telarmachay sería el primer pastor de camélidos de América.

     Durante los cinco años de excavación en Telarmachay, Lavallée y su grupo exploraron un área de 35 m2, correspondiente a las habitaciones y a sus alrededores.

     Las investigadoras para poder hacer sus estudios emplearon el método por niveles y le denominaron por capas (decapado).

 Y es así, que diferenciaron ocho capas bien definidas:

·       VIII- Origen glaciar (glaciar Antárraga).

·       VII- 7.500 a. C. hasta 5.200 a. C. aproximadamente.

·       VI- 5.200 a.C. hasta 4.800 a.C. aproximadamente.

·       V- 4.800 a.C. hasta 3.000 / 2.500 a. C.

·       IV- 3.000/2.500 a. C. hasta 1.800 a. C.

·       III- 1.800 a.C. hasta 800 a. C. (época Formativa).

·       II- 800 a. C. hasta 200 a. C.

·       170 a. C. ocupación más tardía en Telarmachay.

Entre las capas IV, V, VI y VII hay vestigios de ocupación humana.

     Además, los rellenos decapados subdividieron a las capas principales que incluyeron 6 subniveles culturalmente significativos: 2 en la capa VII, 1 en la capa VI, 2 en la capa V y 1 en la capa IV.

     Quisimos introducir esta parte para entender con claridad lo que vamos a exponer y, saber desde que año hubo vestigios incipientes y rudimentarios de estructuras construidas con piedra por aquellos hombres que fueron antepasados de los cajeños, reconocida como Salineros en la época inca y la colonia.

     Desde la capa VII, Daniele Lavallée, Michele Julien y Jane Wheeler (1982: 62) nombran que hubo zonas de Telarmachay donde existían ya fenómenos de incandescencia:

“No se descubrió acondicionamiento intencional alguno del abrigo, con la excepción de dos zonas de combustión situada al este y oeste del área excavada, Es probable que estos dos fogones instalados directamente sobre la roca funcionasen desde el primer momento de la ocupación del abrigo (…)”.

     Aunque hay factibilidades momentáneas de evidenciar, lo cierto es que estos dos fogones ya les eran útiles desde sus primeras ocupaciones a los Telarmachay. Además, desarrollan su trabajo sosteniendo que en el sector B8 el fogón es plano y está constituido por una placa de tierra quemada de 50 cms. de diámetro, rodeada por cenizas y partículas de carbón. En el sector C11 solamente había una concentración ovalada de partículas de carbón de 25 cms. de largo, mezcladas con cenizas. Las investigadoras resaltan que en este primer nivel de ocupación no se encontró ninguna piedra quemada.

     Pero, según fueron pasando los años y se almacenaba señales y huellas, estos fogones cambiaron de lugar, incluso de tamaño y se consiguieron piedras quemadas, leamos:

“A medida que se acumularon los vestigios, las dos zonas de combustión cambiaron de lugar o de tamaño: al final de la ocupación de la capa VII, el fogón 0 estaba ubicado en B7, más o menos a 50 cms. de distancia del fogón B8 más antiguo; no se trata sino de una pequeña concentración ovalada de carbón y cenizas, sin tierra quemada. Por el contrario, al este existía esta vez un verdadero fogón acondicionado, con una fosa de 1 m. de diámetro conteniendo cenizas y una piedra quemada”. Ibid, p 62.

     Esto manifiesta que al finalizar la capa VII, ya se tenía vestigios de calentamiento de piedras, sobre un fogón debidamente construido y en fosa. Si se menciona fosa se está hablando de cavidad abierta en tierra, especialmente destinada a un trabajo específico.

     De igual forma, en esta capa se encontraron instrumentos de hueso, totalmente trabajados, o con huellas de elaboración y/o uso, además de restos óseos alimenticios.

     En este sentido, también es menester mencionar lo que dicen las investigadoras, que durante toda esta capa VII, Telarmachay no parece haber sido ocupado permanentemente, ni siguiera de manera regular durante un largo periodo anual. Debió ser más bien un simple lugar de parada para cazadores.

     La primera ocupación humana breve pero intensa pertenecería a la capa VI. En esta capa, al igual que la anterior, no se descubrió restos de un acondicionamiento intencional del espacio habitado; pero sí, una estructura de combustión muy importante ubicada en el ángulo NE de la excavación que:

“Consiste en una acumulación de piedras a menudo fuertemente enrojecidas, que cubría más de 1 m2  y correspondía en realidad a tres emplazamientos de fogones distintos: un fogón principal, con solera enlosada al sur de A11, y dos pequeños fogones adyacentes en B11 y A10. La solera del fogón principal no fue cavada en el suelo, sino simplemente acondicionada, disponiendo lajas planas sobre un área más o menos circular de aproximadamente 50 cms. de diámetro. Su borde está formado por lajas mantenidas en posición oblicua gracias a pequeñas piedras-soporte, Dicho borde se encontró en parte destruido, probablemente a consecuencia de arreglos sucesivos de la estructura, y la solera contenía numerosas piedrecitas quemadas. Los dos fogones adyacentes tenían cada uno una pequeña fosa de 35/40 cms. de diámetro cavada a 30/20 cms. del fogón principal. Uno de ellos, en B11, el más cercano al fogón principal, contenía numerosas partículas de carbón y varias piedras quemadas de dimensiones regulares; el otro, en A10, tenía una fosa con las paredes enrojecidas y cubiertas con una capa de carbón; contenía también numerosas piedras que lo rebasaban por el lado NE”. Ibid, p 66.

     Luego, las arqueólogas dan un informe inmediato al párrafo descrito, las piedras ya no estaban diseminadas por los sectores del trabajo; sino, se encontraban agrupadas y muy bien confeccionadas (trabajadas):

“Esta estructura de combustión era muy circunscrita [confinado], y no se encontró piedras quemadas esparcidas en los demás sectores de la excavación. Representa la primera estructura de combustión hallada, de composición relativamente elaborada, y cuyos diversos elementos pudieron, como se verá posteriormente, cumplir funciones diferentes”. Ibid, p 66.

     En esta capa también se encontraron dos fogones el A11 y el B11, el primero  parece haber sido utilizado de manera más intensa y varias veces reparada, por su posición este fogón estaba probablemente sobre la zona de habitación o vivienda, veamos lo que dicen las investigadoras:

“La estructura compleja de este fogón [A11] sugiere dos modalidades de funcionamiento: el fogón principal parece haber funcionado sin cobertura (combustión abierta) [tipo una tullpa o bicharra], mientras el fogón secundario B11, relleno con piedras, indica más bien una combustión en ambiente cerrado (tipo horno) [tipo de estructura de la pachamanca]”. Ibid, p 70.

     Hacemos mención que en esta capa VI también se encontró el esqueleto de un niño que descansaba en una fosa ovalada con un collar de cuentas de conchas marinas y una serie de colgantes de hueso, pulidos y perforados.

     En el primer nivel de la capa V se descubrió una de las estructuras de acondicionamiento más interesantes encontradas en el yacimiento, únicas en su género en toda la secuencia de ocupación de Telarmachay. Veamos lo que nos dicen las mismas protagonistas del descubrimiento:

“Se trata de una serie de 8 pequeñas estructuras más o menos circulares, dispuestas en arco delante del abrigo, y separadas entre sí por aproximadamente 1 m. de distancia. Cada una está constituida por un amontonamiento circular de piedras, con un diámetro de 30 a 50 cms., que delimita un espacio interior también circular de 10/15 cms. de diámetro, cuyo relleno contenía numerosas partículas de carbón. El alineamiento del conjunto, más o menos paralelo a la línea de reparo, aunque ubicado 1.5 m. al exterior, parece alcanzar la pared rocosa, en las dos extremidades del abrigo, y sugiere una línea de hoyos de postes destinados a sostener una pared”. Ibid, p 71.

     Esto nos supone que los Telarmachay habrían embrionariamente tenido noción de los postes plantados en tierra para hacer división de colindancia y que aún se puede apreciar en las estancias vecinas al yacimiento.

     Además, dos importantes áreas de combustión estaban acondicionadas en el interior del espacio así limitado por los postes:

“Al NO en A7, un fogón grande constituido por una fosa de 55/60 cms. de profundidad, sin borde pero asociado con una acumulación considerable de piedras quemadas (…) el fondo endurecido de la fosa presentaba huellas de un calentamiento intenso, y alrededor del fogón se esparcían piedras quemadas. Al NE, una acumulación de piedras muy importante de piedras quemadas ocupaba el sector C11. Esta estructura, al igual que la capa VI y en la misma zona, comprendía un fogón principal con una fosa poca profunda y un pequeño fogón adyacente. Este fogón secundario, ubicado en B10 estaba unido al fogón principal por un enlosado de lajas chatas. Su fosa de 35/40 cms. de diámetro contenía cenizas, partículas de carbón y numerosas piedrecitas quemadas y agrietadas por la acción del fuego. Ibid, p 71-74.

     En esta parte de la capa se puede nuevamente observar el cavado del terreno y la cantidad de piedras quemadas, además de un calentamiento intenso para su uso. Hasta acá no cabe ninguna duda que los hombres de Telarmachay utilizaban ya la piedra caliente debido a la combustión bajo tierra escavada.

     En el nivel superior de la capa V las áreas de combustión estaban ubicadas en los mismos sectores: un pequeño fogón sin acondicionamiento (simple área redonda de tierra quemada) fue descubierta al NO en B6. Al NE, una acumulación voluminosa de piedras quemadas rodeaba una fosa aproximadamente circular y cubría el sector C11 y muy probablemente C12 (sin excavar). Además existía un pequeño fogón-anexo en C10, unido al fogón principal por un alineamiento de piedras quemadas. Ibid, p 76.

     Los trabajos en piedra no varían entre ambas fases, pero se ve que ello se hacía siempre alrededor de la parte calcinada o de abrazamiento: Las áreas de actividad técnica son similares en ambas fases. El trabajo de la piedra se habría efectuado en los alrededores de la zona de combustión NO, en el interior de la vivienda. Ibid, p 78.

     Ingresando a la capa IV, podemos dar detalles que las construcciones de combustión son  mucho más cuidadosas y técnicas, incluso se hace mención de pircado con piedras pequeñas sobre un cavado circular y sobrepasando el nivel del suelo, veamos:

“En B7 había un fogón circular con una fosa cavada en el suelo y muy cuidadosamente enlosada con delgadas lajas, la hilera superior sobrepasando el nivel del suelo y reforzada por pequeños bloques de sostenimiento (…) un segundo fogón estaba ubicado en C10-11, en la zona abrigada y precisamente al pie de la pared construida, y dos lajas de la pared llevaban incluso huellas de rubefacción [enrojecimiento] por acción térmica. Este fogón estaba constituido por una fosa de 60 cms. de diámetro y 10/15 cms. de profundidad, rellena con piedra quemaba de tamaño diverso, a menudo fracturadas in situ (termofracturas) [fisuramiento debido al calor] y amontonadas sin organización aparente. Se observó sin embargo que las piedras del fondo eran más voluminosas que las de la superficie. Ibid, p 79.

     Nuevamente se hace mención de fosa cavada en el suelo y lo más importante: circular. En la segunda fosa llama la atención el diámetro: 60 cms, y que la pirka de piedra se hace sobre una piedra más grande para luego sobre ello tejer el pircado con piedras más pequeñas.

     Asimismo, en esta capa ya se ve la utilización del ichu para la combustión aunque no necesariamente para la utilización del fogón:

“Otras dos estructuras de combustión fueron descubiertas durante el primer decapado, en los centímetros superiores de la capa: en A6-7 la presencia de numerosas esquirlas de hueso y fragmentos de ichu calcinados, en un nicho al pie de la pared rocosa, evidencia repetidas combustiones, aun cuando no existía ahí un verdadero fogón, sino solamente un arco poco definido de piedras quemadas alrededor de los residuos carbonizados”. Ibid, p 79.

     Acá pongamos atención, las mismas investigadoras reconocen las estructuras construidas y luego derribadas como una semejanza a la pachamanca de hoy.  No quisimos introducir la palabra pachamanca hasta llegar a este punto, pero nosotros apostamos que desde el principio mismo de la capa VII se fueron trenzando las similitudes, semejanzas, acaso una incipiente y burda construcción de la pachamanca. Al visualizar la lámina ─que las investigadoras la denominan lámina 9─, se puede apreciar la introducción de la misma:

“Los sectores circundantes hasta B6 estaban cubiertas por pequeñas piedras quemadas y cenizas. La otra estructura en C8 estaba constituida por una fosa ovalada de 40 X 60 cms. y 15 cms. de profundidad, rellena con bloques quemados de tamaño diverso, amontonados sin organización alguna, al igual que la estructura C10-11. Un rasgo notable de esta estructura de combustión fue la ausencia casi total de cenizas y la escases de carbón presentes solamente en el fondo de la fosa”. Ibid, p 79-80.



      Es cierto;  hoy,  al derribamiento y utilizado la pachamanca solo quedan vestigios de  piedras y  cenizas al interior de la fosa, materiales que sirvieron para la combustión del fogón, calentamiento del horno y piedras aprovechadas quemadas.

      En la capa IV desde los primeros momentos se siguieron acondicionando los fogones. Además en esta capa se sugiere que el interior de la vivienda era limpiada de manera regular, o en todo caso que acá no se practicaba actividades que generen desechos, como suele suceder cuando se trabaja con piedra. Pero al O de la habitación sí parece haber funcionado un área importante alrededor del fogón B7.

     Pero Lavalle y su grupo también sugieren que en esta capa podría haber estado activo la matanza o carnicería de animales:

“La zona intermedia oblicua donde se acumulaban los residuos de fauna también pudo corresponder a una área de actividad exterior, dedicadas a las tareas de carnicería: las pequeñas esquirlas óseas no calcinadas, producida sin duda por el machacado de los huesos, abundan en esta zona, y las herramientas bifaceales (puntas y bifaces) son proporcionalmente más abundantes, esto podría ser la zona donde se descuartizaban los animales, y se arrojaban los desperdicios, después de ser consumidas las materias nutritivas (carne, y también grasa, médula, etc…). Dichas actividades se habrían efectuado entonces fuera de la vivienda propiamente dicha”. Ibid, p 82.

     Las mismas autoras también desarrollan un apartado donde especifican a exclusividad los fogones, las técnicas de cocción y calentamiento. En ella, hacen un análisis muy prolijo de lo que sucedió con los Telarmachay entre las capas descritas.

     Por ejemplo, nos mencionan que durante cada fase de ocupación, las habitaciones mencionadas encerraban una o varias áreas de combustión. Se observa que desde la fase más antigua había diversificaciones progresivas de todos los tipos de fogones y por consiguiente también diferentes tipos de técnicas empleadas en la misma. Para resaltar es que en el nivel inferior del periodo VII, los fogones son simples áreas quemadas sin acondicionamiento o estructura construida y muestra utilizaciones periódicas o momentáneas. A la culminación del periodo VII, la ocupación humana es más consecutiva originando la instalación  de un fogón con fosa cavada, lo que da la impresión que fue el momento donde el hombre de Telarmachay inventa o se ingenia para una mejor elaboración de sus actividades con los fogones, leamos:

“Cuando termina el periodo VII, la ocupación un poco más densa origina la instalación de un fogón con fosa cavada, en la zona E. acumulación de cenizas y carbón se vuelven más importantes”. Ibid, p 94.

     En la actualidad, para construir la estructura de la pachamanca se tiene que cavar el suelo en forma ovoide o redonda, el tamaño del diámetro variará de acuerdo al número de comensales; esto las hay desde los 40 cms. hasta 1 metro, donde el fogón tiene que ser reforzada con fierros superpuestas entre las piedras para que la cúpula del horno no se desplome.

     Durante el periodo VI la ocupación humana se vuelve más intensa y de mayor duración, existe un proceso constructivo único de los fogones, una principal y dos adyacentes a la habitación en la zona E. Durante este periodo es importante resaltar el llenado de las tres fosas con las piedras calentadas, haciendo la similitud con el proceso de las pachamancas de hoy:

“Es evidente la utilización de piedras quemadas, que llenaban las fosas de los tres fogones (…) parece haber funcionado después sin interrupción durante toda la ocupación de la capa”. Ibid, p 94.

     En lo que se refiere a las diferentes formas de fogones desde la capa VII, Lavallée y sus asociadas diferencian dos modelos netamente clasificadas; a la vez, las menciones de éstas nos llevan a la similitud de hoy cuando en algunos lugares de la sierra se siguen utilizando; incluso los pasantes de fiestas, los mayordomos, construyen una estructura labrada llamada «tullpa», por otra parte, las tres investigadoras mencionan la palabra pachamanca por segunda vez, haciendo clara evidencia que los Telarmachay fueron los que dieron origen a este modo de cocción de los alimentos, leamos lo que dicen:

“En lo que se refiere ahora a las formas diferentes de los fogones, tenemos dos tipos distintos a partir del nivel VI: uno generalmente con fosa cavada pero a veces plano, que funciona ‘abierto’ [tullpa]  y en el cual los alimentos sólidos podían cocinarse directamente al contacto con la brasa o sobre piedras calentadas; otro de tipo de ‘acumulación de piedras’, que funcionó probablemente a manera de un horno con bóveda móvil y recuerda los fogones para pachamanca hoy en día utilizados”. Ibid, p 95.

     En pleno siglo XXI las piedras de la pachamanca muchas veces se trasladan a otras excavaciones para su utilización, ya que son piedras únicas que soportan la combustión y el calor emanado del fogón que está a llama viva dentro de la bóveda excavaba en tierra, donde además, los componentes de la pachamanca se vierten sobre estas piedras calientes la cuál darán cocción en un tiempo cronometrado.

     Este tipo de fogones, por acumulación de piedras, también estaban presente durante las capas arriba mencionadas:

“En los periodos VI y V, este modo de cocción ‘estofada’ se habría efectuado en los fogones adyacentes, donde las piedras eran quizá previamente calentadas. A partir del nivel IV, las dos estructuras complementarias se unen en una estructura única, mientras que los fogones con fosa están instalados ahora en una zona diferente a la habitación (…) es probable que los fogones se utilizaran para actividades  técnicas diferentes a la tarea culinaria. Las piedras de tamaño medio presente en los fogones pudieron también calentar líquidos contenidos en un recipiente de materia perecedera como cuero, calabaza o corteza. Otro uso posible es la preparación de las pieles de animales una vez descarnadas y limpiadas, para volverlas blandas e impermeables”. Ibid, p 95.

     Lavallée y sus socias también hicieron estudios del modo en que estos fogones ardían. Encontraron elementos característicos de  tres tipos que todos ellos aún se suelen emplear en las serranías. En San Pedro de Cajas se puede evidenciar la utilización de excrementos de animales llamadas «taquias» que proceden de los corrales o llanuras de pasto donde se encuentran los animales, y por otra; la «ojsha», paja o ichu (stipa ichu), y un tercer elemento sustento para la combustión del fogón tanto de la tullpa y la pachamanca; la rama de los arbustos o en todo caso los troncos de los arboles descuartizados llamada leña. Veamos la mención de las arqueólogas:

“Según los elementos encontrados en los fogones, se empleaban al menos tres tipos de combustible. Varios pedazos de carbón de leña corresponden a ramas de diámetros reducido y a menudo retorcidas, que proceden muy probablemente de plantas arbusticos de la puna. Por otra parte, matas de ichu carbonizados evidencian su empleo, especialmente en los fogones tipo pachamanca; el ichu constituye el combustible más fácil de recolectar en las proximidades del yacimiento (…) en último lugar, aunque en la excavación no se hallaron restos de excrementos de animales, estos eran sin lugar a dudas aprovechados, especialmente a partir del momento en que se podían recoger fácilmente en los corrales donde se encerraban los animales ya domesticados”. Ibid, p 96.

     Según los estudios de las investigadoras, la definición de las áreas acondicionadas tanto el espacio de habitación y el área de combustión, están relativamente muy bien evidenciadas, ya que están materializadas por estructuras que dan testimonios bien definidos, frecuentemente construidos y su interpretación global no se presta a mayores confusiones.

     Por otra parte, aun no se puede refrendar cómo eran descuartizadas las carnes, pero parece confirmar que estas operaciones se realizaban con utensilios  cortantes, leamos el informe:

“Estas operaciones se realizaban con instrumentos cortantes de piedra: lasca [fragmento plano y delgado desprendido de una piedra] de filo vivo (sin duda la más eficiente) o retocado, raederas y cuchillos, piezas bifaciales grandes o chicas”.  Ibid, p 98.

     Luego de estas  operaciones los Telarmachay, se aprestaban a la preparación de conservación de sus alimentos:

“Se efectuaban luego las operaciones de preparación culinaria y eventualmente de conservación de la carne (…) la carne preparada podía ser, como lo hemos señalado, asada, estofada o hervida.  Además, cierta cantidad de carne debía ser conservada, para poder ser transportada a otro lugar, pues Telarmachay era ocupado solamente de manera estacional. Como la estación de las lluvias es poco favorable para la preparación del charqui, sugerimos que los fogones tipo pachamanca pudieron utilizarse también para acecinar carne”. Ibid, p 98.

     ¿Los Telarmachay pudieron haber llegado hasta la poza salada de Cachipuquio cercano a Cajas? Todo parece afirmar, porque para la preparación del charqui y su debida conservación se necesita sal en abundancia, claro que pudieron acecinar las presas con humo del fogón, pero no parece asegurar la conservación de la carne. El fogón de la pachamanca  pudiera haber servido para diversas formas de cocido de la carne, lo más probable es que haya sido una especie de asado, llamada en Cajas «canca» o «cancacho» como solían hacerlo los antiguos arrieros de Cajas para sus viajes largos; para el consumo inmediato, lo más probable es que lo hayan impregnado en las piedras anticipadamente calentadas en el fogón y, cavada el suelo derribarlo la piedra al hoyo y esperar a que se cosan.

     Las materias de los animales se utilizaban en diversas formas, como:

“La recuperación de las pieles, lana, tendones y probablemente parte de la víceras. No tenemos evidencia alguna de una preparación y utilización de la lana en la época pre cerámica, pero en cambio la preparación de las pieles y cueros está bien evidenciada desde la primera ocupación, y parece haber constituido una de las principales actividades de los ocupantes del abrigo durante su permanencia en el lugar”. Ibid, p 98.

     Asimismo las autoras sostienen que todas las tareas relacionadas con la explotación de las materias animales parecen haberse efectuado siempre en la parte interior de la habitación o muy cerca de ella, en el perímetro del espacio doméstico y generalmente cerca de los fogones.

     Por último, sostienen que las evidencias de una utilización de las materias vegetales en Telarmachay son muy escasas, pero hacen mención del ichu utilizadas para literas, cobertura o combustible, pues encontraron números residuos de ichu carbonizadas en los mismos fogones y cerca a ello.

     De igual forma, la misma integrante de la misión de exploración y estudio de Telarmachay, Michéle Julien, reconoce en un informe suyo que la pachamanca actual es un paralelo, ─con algunas variantes─ a un modo de cocción con piedras calientes trabajadas en la época prehistórica por los Telarmachay:

“Ce mode de cuisson pourrait avoir été utilisé dés les temps préhistoriques dans la même región, car plusieurs structure de combustión á accumulation de pierres ont été rencontrées dans l’abri-sousroche de Telarmachay, occupé depuis le 6o millénaire jusquáu debut de notre ére”. Julien, Michele (1984: 45).

[Este método de cocción pudo haber sido utilizado en tiempos prehistóricos en la misma región, debido a que se encontraron varias combustiones de piedra en el abrigo de Telarmachay,  ocupado desde el 6to milenio hasta el inicio de nuestra era]. (Las traducciones son nuestros].

     Julien reconoce que el método de cocción prehistórico es utilizado hoy en la actualidad por los campesinos de los Andes peruanos, en sus cosechas de papa donde lo utilizan ─generalizadamente─ en la pachamanca, dándole una fiesta agrícola y un paisaje único, con aroma de las hojas secas de la papa que sirven de combustible, leamos:

“Ce mode de cuisson est encore fréquemment utilisé par les paysans des Andes péruviennes qui y font cuire, le plus souvent, des pommes de terre, en particulier au cours de la récolete dans les champs, mais ils y ajoutent, dans les occasions exceptionnelles, de la viande (lama ou mouton) accompagnée de patates douces et de mais. Ibid. p 45.

[Este método de cocción todavía es utilizado con frecuencia por los campesinos de los Andes peruanos que suelen cocinar particularmente la papa durante las cosechas en el campo, pero para este caso excepcional agregan carne de (llama  o carnero), acompañado de papa, camote y maíz (humita)].

     Por los desechos culinarios se sabe que los hombres de Telarmachay consumieron carne, sea en los quisos hechas en las “tullpas”o bien en las piedras apiladas llamadas pachamanca:

“Parmi les hypothéses d’utilisation posible, celle de la cuisson d’aliments á l’étouffée, el plus particuliérement dequartiers de viande, est la plus plausible. L’importance déchets culinaires d’origine animale est en effet si grande á Telarmachay, qu’il faut se poiser la question de leur traitement culinaire, d’autant que le combustible était auss rare aux temps préhistórique qu’il est aujourd ‘hui á la même altitude”. Ibid. p 47-48.

[Entre las posibles hipótesis de uso en la  cocción de guisos era particularmente la carne la más utilizada. La importancia de los desechos culinarios de origen animal es tan grande en Telarmachay que hay que preguntarse sobre su tratamiento culinario, además sobre la combustión que era tan escaso en la prehistoria como lo es en la actualidad]

     Julien, también hace mención de los que arriba hablábamos, los dos tipos de fogones: una en especie de piedras paradas de forma vertical que se hacía en zona planas (las tullpas) que ella la denominó estufa de piedras apiladas; y la otra, con acumulación de piedras que funcionaba con horno, bóveda y cavada la tierra (la pachamanca). Mientras que la primera se hacía en los «hogares» y la segunda en sitios llanos o planos:

“L’ analogie de estructure entre ces «foyers» et les fours pachamanca, tel qu’on les observe á la fin de leur utilisation, est souvent frappante, et elle suggêre peut-être, une analogie de fonction. Puisque ce type de foyer se retrouve dans toute l’êpaisseur des niveaux d’occupation, on peut raisonnablement imaginer que la tradition qui s’est perpétudée pendat 6 millénaires dan l’abri est bien la mêeme que celle que l’on connaît aujourd’hui dans la región”. p 47-48.

[La analogía de estructuras entre estas «estufas apiladas» (tullpas) y los hornos de pachamanca, como se observa al final de su uso, es sorprendente y quizá sugiere una analogía de función, dado que este tipo de instalaciones se encuentra en todo el espesor de los niveles de ocupación, incluso es razonable imaginar que la tradición que se hizo 6 milenios atrás en el refugio, es efectivamente lo mismo que conocemos hoy en día en la región].

     Con esta descripción hemos tratado de explicar la génesis de la pachamanca. Las tres autoras nombradas en este trabajo son las únicas ─hasta el momento─ quienes sustentan que fueron los Telarmachay los primeros que trabajaron calentando las piedras, cavando tierras y utilizando fogones. Está claro, que un momento, no fue el proceso constructivo de la pirka de piedras algo prolijo, pero fue la incipiente realización de la misma para la introducción o interiorización para un modelo a la que hoy se plasma en un «montón» de tierras llamada pachamanca.

     De este trabajo investigado por Lavallée y su grupo, muchos profesionales se aferraron para sus informaciones, y darle a los hombres de Telarmachay un lugar primigenio de realización de la pachamanca. Acá podemos nombrar algunos ejemplos que nos conducirán al objeto que estamos dilucidando:

     En el 2010, hay un trabajo monográfico para optar el Título Profesional de Licenciado en Antropología, sustentado por Castillo Posadas, Aurelio José (2010: 9) en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde sustenta lo siguiente:

“(…) Otro de los restos arqueológicos ubicados alrededor de esta época [9000 a. C.] es el de Telarmachay, ubicado cerca del actual pueblo de San Pedro de Cajas, en Junín. Las primeras etapas de este asentamiento están fechados también alrededor de los 9000a. C. Aquí existe una variedad de fogones que al parecer han sido utilizados con fines diversos, aunque varios de estos estarían asociados con la cocción de los alimentos”.

     Más adelante en la página 10 propone el origen de la pachamanca, aunque asevera que no es el único:

“En Telarmachay vemos una gran variedad de métodos para la cocción de alimentos, y dentro de éstos se incluye la cocción bajo la tierra, por lo que se puede proponer una relación entre este asentamiento y el origen de la pachamanca. Pero debemos tener en cuenta que no a sido el único sitio donde se han hallado este tipo de restos, a pesar de que la región donde se ubica Telarmachay sea en la actualidad un lugar donde se practica con gran intensidad la costumbre de preparar pachamanca”.

     Y dentro de su bibliografía Castillo Posadas menciona a Daniele Lavallée y su obra: Telarmachay, cazadores y pastores prehistóricos de los Andes, 1995.

     En el 2016, de igual manera, encontramos una tesis sustentada por Delgado Quiroz Nicolás Álvaro, para optar el grado de Magister en Epistemología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde menciona a Telarmachay y hace hincapié de los fogones en la página 135:

“En la cueva de Telarmachay entre los 9,000 – 7,000 a.C se encontró a la taruca (Hippocamelus antisensis, Conepatus rex) [venado andino y zorrino andino]. En el piso de tierra se identificaron: 2 fogones abiertos con restos de cenizas y piedras quemadas. (Lavallée et al 1982).

     Delgado Quiroz para su bibliografía nombra a Lavallée, Danielle – Julien Michéle y Wheeler Jane. 1982. “Telarmachay: niveles pre cerámico de ocupación”. Revista del Museo Nacional. 46: 54-153.

     Para concluir, cogemos otra tesis sustentada por Gonzales Gómez de Agüero, Adrián (2019: 135) para optar el grado de Magister en Arqueología por la Universidad Católica del Perú, menciona a Elmo León quién aduce que el asado directo al fuego es a través de la pachamanca,  cita a Lavallée en su referencia,  asimismo alude que Telarmachay es un primer referente:

“Elmo León, quien realiza una extensa e interesante revisión de la alimentación en el Perú desde la llegada de los primeros pobladores, dice que, ‘sin lugar a dudas’ la cocción por excelencia en el Perú prehispánico parece haber sido el asado o exposición directa al fuego (…) siendo probablemente la forma más común, la pachamanca. (Leon 2014:550)”.

“En cuanto al registro arqueológico, este tipo de estructura ha sido encontrado desde cronologías muy tempranas, puesto que es una forma de cocción que no necesita el uso de cerámica. El primer referente arqueológico que se tiene de este tipo de cocción está en telarmachay, en Junín con un fechado de aproximadamente 6200 a.C. (Lavallée 1985)”.

      De igual forma, mostraremos dos fotografías tomadas por Lavallée donde hace una analogía con la pachamanca actual y lo toma como ejemplo de estructuras de combustión:




 PHOTOS Nº 6 ET 7 [Fotos 6 y 7]

“Exemples de structures de combustión préhistoriques découvertes á Telarmachay (Province de Junín au Pérou). Dans les deux cas, on observe une cuvette contenant dés blocs entassés (au premier plan á droite), et de nombreuses pierres conservées á proximité. L’analogie de structure avec la pachamanca actuelle, dans son êtat d’abandon, suggere un mode de cuisson comparable (Cliché D. LAVALLÉE). (photo 6: couche III/IV, foyer C9; photo 7: couche V, foyer C11)”.

[Ejemplos de estructura de combustión prehistóricos descubiertos en Telarmachay (Provincia de Junín). En ambos casos observamos una cavidad que contiene bloques apilados (en primer plano a la derecha) y numerosas piedras conservadas en las cercanías. La analogía estructural con la pachamanca actual en su estado ya derruido, sugiere un método de cocción comparable.  (Lavallée. Foto 6: capa III/IV, foco C9; foto 7: capa V, foco C11].

Veamos otra similitud que en nada difiere una pachamanca de los Telarmachay con la de la actualidad abandonada solo un año:



NIVEL IV. FOGÓN GRANDE CON ACUMULACIÓN DE PIEDRAS, A11 EN TELARMACHAY

 



“Etat de la pachamanca aprês un abandon d’une annéc. La cuvette est remplie de blocs plus ou moins verticaux, les autres blocs forment une bordure lâche á proximité. (Cliche M. Julien)”.

[Estado de la pachamanca después de un año de abandono, la cavidad se llena con bloques más o menos verticales, los otros bloques forman un borde suelto cerca].

     Como vemos, hay muchos trabajos de investigación relacionando a los hombres de Telarmachay como los pioneros de la pachamanca. Arqueólogos, antropólogos, historiadores, escritores, empresas prestadoras de Turismo y muchos estudiosos de diferentes artes, cuando mencionan el origen de la pachamanca siempre lo hacen aludiendo al yacimiento que Lavallée y sus asociadas exploraron,  y siempre nombrándolas en sus citas y referencias bibliográficas.

CULTURA AGROCENTRICA ANDINA

     Después de todos estos detalles arqueológicos no podemos dejar de mencionar lo que la pachamanca significa dentro de la cosmovisión de los descendientes directos de los Telarmachay: San Pedro de Cajas.

     Como celebración ritual, la pachamanca está presente en la cosecha de la papa del hombre Sampedrano. Paga el fruto de la tierra, pero lo hace a través de un ritual que brinda al visitante (turista) o al runa de la tierra, una forma sutil de hacer el pago a la Pachamama después de lo que llaman una buena cosecha.

     Nosotros conjeturamos que el hombre andino cajeño tuvo un gran manejo cósmico en la que coincidió su calendario con la cosecha de la papa, o podrían haber cogido de la sociedad inca; y si así fue, éste estaba asociado a los solsticios y equinoccios; como sabemos, estas dividían al año en mitades. Los equinoccios de marzo y setiembre marcaban ritos festivos pero opuestos. Marzo dirigía una gran producción agrícola, mientras que el segundo estaba relacionado con la fertilidad en honor a la mujer y cuya fiesta principal era Coya Raymi.

     Entre junio y diciembre se presentan los solsticios; esta, la de junio es la que realmente nos interesa. Para esta parte de América los astrónomos le llaman Solsticio de Invierno.  El 21 de Junio es el día en donde la tierra en su movimiento de traslación alrededor del sol, ─aquel que da nacimiento a las estaciones y punto de partida del nuevo año andino─, se encuentra el punto más lejano entre el sol y la tierra, en nuestro país se da inicio al invierno, la noche del 21 de Junio. Guamán Poma de Ayala (1534-1616: /247[249]) a este mes le designó Huacay Cusqui Quilla, era el reconocimiento a la debilidad de la deidad: el Sol, que al observar su duración de reinado durante el día; era menor a los que ellos estaban acostumbrados, y que a partir de ese día su energía calorífica era débil o ausente.

 


  HUACAY QUSQUI QUILLA

 


     Pero antes debemos explicar que era o quien fue Huatio, en San Pedro de Cajas se le llama Watya: es el  Padre  o Dios de los incas, representaba a un hombre humilde y siempre estaba en contacto con los agricultores y era él el que se encargaba de los sembríos, principalmente de la papas. Watya o kurpay manka significa “El que cría las papas o el que come papas", criador de papas hecho Padre (Dios), no solo se ocupa de que se coseche este tubérculo sino que el proceso de la siembra, cuidado de ella y su posterior recojo sea el adecuado.

     Los Incas observaron que el Sol no tenía la fuerza necesaria para la época de cultivo y todos esperaban la ansiada cosecha, y en el afán de ayudar al Tayta Inti, salían en una especie de procesión conjuntamente con sus huacas más sagradas y se acompañaban con unas antorchas que hacían de los atados o ramilletes de las ramas secas de la papa, antorcha que en la actualidad los agricultores de Cajas lo utilizan en la combustión de la pachamanca en la cosecha del tubérculo.  Esta procesión era hipotéticamente con el fin de ayudar en esa debilidad del sol. Hay que tener en cuenta que la filosofía de los Incas era de vivencia y animista; es decir, que todo tiene vida y todo tiene alma y por lo tanto tiene que alimentarse, de ésta norma se desprende que el Sol también tenía que alimentarse.

     Además la religiosidad Andina era equilibrada, o sea cada parte estaba inseparablemente ligada entre sí, constituyéndose la «unidad del todo», así la acción de sus partes repercute en la acción de los demás.

     La vida era un jolgorio que nunca acababa, para los pueblos andinos la realidad estaba integrada por tres comunidades interrelacionadas: la naturaleza (sallqa), la comunidad humana (los runas), y la comunidad de los padres (las huacas o deidades), los tres se encontraban en continuo diálogo y reciprocidad, pues este es el modo de ser de la vida, y comparten sus características con toda completitud. Para que haya vida, diálogo y reciprocidad debe de haber igualdad; si se rompe la igualdad la relación se torna asimétrica, se benefician unos y se perjudican otros. De esta lógica humana realizaban ritos de invocación o petición a sus huacas y sallqas para su ayuda.

     En el mes de Junio; solsticio de invierno, la tierra se aleja del sol, la humedad y el calor son mínimos y las condiciones para la vida disminuyen. En este momento el liderazgo es asumido por la comunidad humana (runas) y decide entonces en reciprocidad al amor, calor y vitalidad al Tayta Inti (Padre Sol), ofrecerle ritos ceremoniales para su salud y vigor y sobre todo para hacerle saber el cariño y la adhesión que le profesan sus hijos, ésta ceremonia estaba conducido por watya.

     En todo el mundo andino; en cada comunidad, los habitantes se agrupaban y elevaban sus antorchas con el único fin de que el Sol reciba el calor que necesita.

     La falta de energía calorífica no solo lo sentía el runa, sino también llegaba a sentirlo la Pachamama o Tierra, y es así que los hombres cavaban huecos en ella y estos eran llenados con papas, mashua y oca y otros productos andinos, que con las ramas secas de la papa eran cocidos y que estos deberían llegar a el Sol conjuntamente con el aswachi o el macerado de la chicha de jora.

 


                                         LA OCA, LA MASHUA, PAPA CHAULINA, AMARILLA. ETC.         

     Nuestra tentativa es que los Incas podrían haber recibido este legado de otras tribus anterior a ellos: los Telarmachay y que, con el correr de los siglos encontraron en la pachamanca el rito que les serviría para llegar a sus divinidades. Como vemos, fueron esos hombres prehistóricos las que evidenciaron su formación de una técnica incipiente de la pachamanca. Lo que Danielée Lavallée, Michéle Julien y Jane Wheeler consiguieron en Telarmachay, afirma que ya el hombre prehistórico andino usaba la técnica de asar sus alimentos utilizando piedras calentadas en fogones cavadas en suelo.

     Su propagación podría haber sido rápida, ya que el hombre en el paleolítico ─como sabemos─ vivían en cuevas naturales, pero también eran nómades; por tanto, este traslado podría también introducido; que a donde se dirigían, ya tenían la incipiente noción de coser sus alimentos y emplear los fogones que las investigadoras testifican. Ya en el Neolítico, si bien se hicieron sedentarios, pero ya la técnica del fogón se habría introducido y expandido hacia lugares limitados como alejados.


                        EL ABRIGO DE TELARMACHAY EN SU MEDIO NATURAL (Foto Lavallée)

     Pero, prosigamos como es que el Imperio Inca pone todo éste legado en sus manifestaciones. 

     Las alegorías Incas se encuentran más representadas por el cronista indio Felipe Guamán Poma de Ayala, cuando él dibuja la representación del mes de Junio llamada Huacay Qusqui Quilla. El dibuja cómo la comunidad humana brindaba constantemente desde el 21 de Junio hasta el 31 de Julio el ritual de la chicha ─ bebida sagrada─ para contribuir al fortalecimiento del Tayta Inti. Esta ceremonia real se lleva a cabo en la tierra donde habitamos llamada Kay Pacha que  tiene su equivalencia en el fenómeno astronómico del mundo de arriba o Hanan Pacha. Este alimento preparado por Watya debía ser llevado en la madrugada al Sol.

     El nombre Pachamanca, sabemos que para los Incas "Pacha" significa universo o casa donde reina el sol y "manka" es olla, por lo tanto Pachamanca es "el alimento del universo".

     La  pachamanca no solo es un plato común, este nace del afán de demostrar el cariño, la adhesión que tenía el indio con sus padres tutelares, en este caso el Sol, la pachamanca es un plato que combina lo religioso con lo astronómico.

     Tal es así, en San Pedro de Cajas en la época de la cosecha de papa se puede apreciar cientos y cientos de mujeres andinas atizando su  “acumulación de piedras”,  llameante y llena de humo brotando un aroma especial que brinda la hoja y tallos secos de la papa, la  población enciende el fogón de la pachamanca con el convencimiento que la Pacha o tierra se  calentará.

                  


 EL QORPA QARAY EN LA ACTUALIDAD

     Como vimos, este plato nació en los andes peruanos, en los primeros habitantes de la cueva de Telarmachay, y que luego se difundió por todo el territorio creando diversidad en su modo de preparación, así como agregarle potajes e ingredientes. Además, esta manifestación andina  pasó por todo un proceso hasta lograr su aceptación como parte de una cultura, fueron estas las que trajeron a Lima la pachamanca.

     Al parecer, la primera masificación de la pachamanca en Lima se dio en la fiesta de San Juan desde mediados del siglo XIX, esta fiesta se celebraba en la pampa de Amancaes, lo que hoy viene a ser parte del distrito del Rímac. A estas fiestas llegaban las familias más importantes de las cercanías de Lima. Esta costumbre como parte de la celebración a San Juan en Amancaes habría durado hasta los años cincuenta. En el siglo XX, la pachamanca fue asumida por la oligarquía peruana durante grandes celebraciones en las haciendas y las empresas mineras que operaban en los Andes centrales. El tren, comunicación directa con la capital, contribuyó al gran flujo comercial que se estableció entre Lima y la sierra central, el valle del Mantaro, de gran importancia en agricultura, y con las ciudades mineras de La Oroya, Cerro de Pasco y Huancavelica. La pachamanca se extendió hacia la costa y con la migración de peones y trabajadores eventuales de la sierra enganchados para la paña del algodón y las cosechas en las haciendas de la costa. En un principio fue rechazada por considerársela una comida de indios, hasta que el General Manuel A. Odría, natural de Tarma, Presidente del Perú entre 1948 y 1956, era un gran aficionado a la pachamanca y la llevó a realizarse como ceremonias y banquetes importantes en palacio de gobierno, acompañándola con la música de la Guardia Republicana. Durante los años 50, en Tarma y el valle del Mantaro, la expansión de la agricultura comercial posibilitó que los grandes hacendados y agricultores de la región hicieran pachamancas con una mayor variedad de productos que se cultivaban en la zona (Castillo Posadas, A. 2010: 57).

     En la pachamanca está toda la cosmovisión andina. Las regiones tienen sus variedades en la preparación, pero no encierra en sí la concepción de dar de comer al runa del universo, como lo hacen los campesinos de San Pedro de Cajas.

     Hoy en pleno siglo XXI, en el mes de Junio, al amanecer del 29; la Comunidad Campesina , descendientes de los Telarmachay, recrean en su Fiesta Patronal de San Pedro, San Pablo, Corpus Christi y San Antonio de Padua, este legado ancestral con el nombre de "QORPA QARAY", o simplemente dar de comer al visitante, al runa del universo.

     Si cogemos el diccionario de la Academia Mayor de la Lengua Quechua nos describirá:

Qorpa. s. Visitante, turista. Qaray. v. Ofrecer alimentos a las personas [runas].   

     Esta actividad quizá pudo haber tenido su génesis en el siglo XVI, pero en la década del cuarenta   ─exactamente 1947─, la Srta. Isabel León Cárdenas, mayordoma de ese año del apóstol San Pedro, gesta o da nacimiento de una manera más institucionalizada al QORPA QARAY, evento símbolo de las fiestas patronales en San Pedro de Cajas. Según datos orales por las propias protagonistas, la Srta. Isabel invitó a todas las solteras de Cajas para que preparen potajes de pachamanca, resultó todo un acontecimiento que a la invitación de la mayordoma acudieron más de cincuenta solteras, quienes portando sus viandas la mañana del día 29 de junio sirvieron ágapes suculentos a todos los visitantes a la fiesta patronal.

                                                               

                               VISTA DE LA SRA. ISABEL LEÓN CÁRDENAS CON ATUENDO CAJEÑA

      Desde esa fecha, son las damas sampedranas quienes son las portadoras de esta expresión ‘apellidado’ el QORPA QARAY, solo que ahora se ha diversificado y se puede observar platos más variados como el jaka rocro, el puchero, la papa nativa de Cajas y la infaltable pachamanca. Este evento ─como tal la concibió León Cárdenas─ es en agradecimiento a la Pachamama quién ha bendecido a la población de Cajas con una buena cosecha; y en correspondencia, las damas Sampedranas sirven estos platos que cualquier visitante o runa del universo quedará más que orondo y contento.


LOS ARRIEROS EN LA FIESTA PATRONAL DE SAN PEDRO DE CAJAS

      Después de la conquista española, este tipo de cocción y ceremonia "pagana" quedó relegado por el proceso de "extirpación de idolatrías". Los conquistadores llegaron con sus costumbres y comidas y trataron de imponerlas, solo en las comunidades más alejadas se mantuvo la tradición.

     Es así, que el QORPA QARAY; simboliza en la actualidad, una forma de rendir pleitesía a  Watya, que era el nexo entre los dioses y los agricultores, es quien preparaba los alimentos para ser llevado en la madrugada al Sol y alimentarlo. Watya fue quien les enseñó a sembrar los campos, división de los terrenos por turpos, cuidarlos, regarlos, abonarlos y construir los famosos andenes para utilizar plenamente los cerros.

      Actualmente la Pachamanca es considerado como un magnifico plato típico, que todo peruano debe degustar por su delicioso sabor y su nutritiva consistencia. Incluso la han declarado "Patrimonio Cultural de la Nación", pero lo que nadie ha reparado es en su origen. Todos hacen reverencia al plato, pero el Hombre de Telarmachay ha pasado olvidado, relegado, arrinconado.


FOGON DE LA PACHAMANCA CON PIEDRA


 


FOGON DE PIEDRA CALIENTE DERRUIDA LISTA PARA TAPAR

     Así vendrá, el solsticio de invierno, vendrá la noche más larga y el día más corto, el Sol se pondrá débil, la tierra se enfermará. En esa fecha, se prepararán Watyas y pachamancas. Se llenaran de dinero los bolsillos de los empresarios, pero igual: LOS TELARMACHAY seguirán olvidados, solo con sus QORPA QARAY atenuarán sus tristezas y alegrías. Pero…quedaran satisfechos por cumplir con un legado ancestral: DAR DE COMER AL VISITANTE, AL RUNA DEL UNIVERSO.


 POZA SALINERA DE CACHIPUQUIO DONDE LOS TELARMACHAY PUDIERON HABER HECHO USO DE LAS AGUAS SALADAS PARA LA CONSERVACIÓN DE LA CARNE.

 

 

BIBLIOGRAFIA

CASTILLO POSADAS, Aurelio José

     2010           La pachamanca un ritual de alimentación en los andes peruanos

                        (Tesis para optar el Título Profesional de Licenciado en Antropo-

                        logía). Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima.

 

DELGADO QUIROZ, Nicolás Álvaro

     2016           De la ciencia y la filosofía en el Perú preinca, a propósito de la ex-

                        periencia de la salud y la enfermedad. (Tesis para optar el grado

                        Académico de Magíster en Epistemología). Universidad Nacional

                        Mayor de San Marcos, Lima.

 

DICCIONARIO DE LA ACADEMIA MAYOR DE LA LENGUA QUECHUA

     2005           Segunda edición, Cusco.

 

GONZALES GÓMEZ DE AGÜERO, Adrián

     2019           Compartiendo mesas e identidades: un estudio de dieta y comen-

                        salidad en Cerro de Oro (Tesis para optar el Grado de Magister en

                        Arqueología con mención en estudios andinos). Pontificia Univer-

                        sidad del Perú, Lima.

 

GUAMAN POMA DE AYALA, Felipe

  1534 – 1615  Nueva corónica y buen gobierno

 

JULIE, Michele.

     1984           Un mode de cuisson avec des pierres chauffées, “la Pachaman-

                        ca”. Et son parelléele préhistorique a Telarmachay (Andes cen-

                        trales du Peroú). Société d’études et de recherches préhistori-

                        ques ‘Les Eyzies’. Bulletin Nº 34, 45 – 52.

 

LAVALLÉE, Daniellée

     1977           Telarmachay: campamento de pastores en la puna de Junín del pe-

                        riodo Formativo.  Revista del Museo Nacional, Tomo XLIII, 61-95.

 

LAVALLÉE, Daniellée; JULIEN, Michele; WHEELER, Jane.

     1982           Telarmachay: niveles pre cerámicos de ocupación. Revista del

                        Museo Nacional, Tomo XLVI, 55 – 127.

 

LUMBRERAS, Luis G.

     2020           Compendio de historia económica del Perú. Economía pre hispá-

                        nica. Tomo I. Lima: BCRP – IEP