Siempre recordaré el día que mi hermana, la mayor de las mujeres, lloraba en su habitación, en San Pedro de Cajas - Tarma, al día siguiente de pedirle su mano en matrimonio. Con mucha pena, observé que mi padre se le acercó y le preguntó el motivo de su tristeza. Les escuché hablando, pero uno una frase tan especial que dijo mi padre esa mañana, que hasta hoy, 35 años después, la recuerdo y me llena de fuerza: "Hija, el joven que vino anoche, es un Gran Hombre, al igual que su padre finado".
Me pregunté tantas veces cuál era la fórmula exacta para llegar a ser ese Gran Hombre. Conforme pasaban los años, descubrí que si los hombres lucháramos por ser grandes de espíritu, grandes de alma y grandes de corazón, el mundo sería completamente distinto.
Aprendí que un Gran Hombre no es aquel que compra todo lo que desea, pues habemos tantos que hemos comprado hasta el cariño y el respeto de quienes nos rodean.
Mi padre le decía: "No busques a un hombre que solo hable de sí mismo, y se pase las horas halagando sus propios logros, sin preocuparse de ti".
"No te aferres a un hombre que te critique y que te diga lo mal que te ves o lo mucho que deberías cambiar".
"¿Por qué es tu tristeza? ese señor que vino es un hombre que sabe admirar la belleza que hay en ti".
Me costó mucho comprender que un gran hombre no es el que llega mas alto, ni el que tiene mas dinero, casa, carro, ni el que vive rodeado de mujeres, ni mucho menos el mas guapo...
Un gran hombre es aquel ser humano lleno de transparencia, que no oculta sus verdaderos sentimientos ni se refugia en inmoralidades, es el que abre su corazón sin rechazar la realidad, es quien admira a una mujer por sus cimientos morales, y grandeza interior. Es el que camina de frente, sin bajar la mirada. Es aquel que no miente y sabe llorar su dolor.
Hoy mi hermana está felizmente casada y ese gran hombre es quien simplemente nunca la hizo llorar, es quien la hace sonreír por lo mucho que han logrado juntos, por todos sus recuerdos, por cada alegría que comparten y por esos dos hijos que llenan su vida.
Esa frase de mi padre se a profetizado, gracias a Dios, en los sentimientos de todas mis hermanas. Gracias Adolfo, Rodri, Ruddy y Alex por ser esos Grandes Hombres que con los pasos de los años, cimentaron esa frase vertida por mi padre, que hoy nos mira desde el cielo. Por el día del Padre, en especial para ustedes.
Para todos mis familiares, amigos; que son padres y saben apreciar las bondades que Dios nos dio: LOS HIJOS.