miércoles, 19 de agosto de 2020

MAPA TOPOGRAFICO: CESAR YURIVILCA ROMAN


 MAPA TOPOGRAFICO: CESAR YURIVILCA ROMAN.

POR: JOSE A. GAMARRA AMARO

...el tejido era un importantísimo elemento en la redistribución. Cabe anotar aquí que recopilaciones de textos andinos, como los de Guarochirí, recopilados por Francisco de Ávila... mencionan que a Wiracocha lo adoraban especialmente los maestros tejedores, ¿tendría que ver esto con la imagen que se menciona frecuentemente de que el mundo podía ser considerado como un tejido?” 

(F. Pease 1992a: 47)




Si el Awana Wasi incaico existió en Tarmatampu, hoy Tarmatambo; no cabe duda, que en San Pedro de Cajas también existió y existe dicha arte hecha textil que los ‘muruponchos’ llaman: ayllupa cata, gipy cata, gipirana cata, cordillate, gachata, frazadas, ponchos, cubre camas y lo más importante y más lauros le ha dado al distrito:  EL TAPIZ.

¿De dónde les vendrían los tejidos a los Sanpedranos?

     Los Telarmachay a pesar de su altitud de 4,420 msnm, su establecimiento al borde de una amplia depresión glaciar y su proximidad a una fuente de agua como el Parpacocha, lo hacía particularmente apto para servir como refugio desde épocas muy tempranas, a grupos de cazadores y/o pastores prehistóricos, que obtenían lana de camélidos, ellos serían los primeros ancestros de los maestros tejedores sampedranos1.

      En la altiplanicie de clima frío y gélido el tejido surge paralelamente con la domesticación de la llama que suministra cantidades de fibra de lana dando origen al tejido probablemente en la Cueva de Telarmachay2,  cuyos auténticos herederos serían los famosos tejedores de San Pedro de Cajas. Aquellos hombres cavernarios tejían mediante una técnica primitiva y sencilla del entramado de las fibras de la lana entrecruzándolas, mediante un modestísimo instrumento de agujas de huesos de los propios camélidos sucumbidos por la acción de los cazadores3

     El primer paño de tejidos consistía en paños de manta, o sea simples y sencillas telas con las que se ingeniaron para confeccionar los primeros rudimentos de vestir con los que cubrieron sus cuerpos para protegerse del riguroso frío declarado en la meseta por haber descendido el ambiente climático al declararse la glaciación4. Ademas, a algunos kilómetros al oeste de Telarmachay, en la cima del cerro calcáreo de Chipian, a 4750 msnm, se aprecia una serie de escenas pintadas con ocre rojo oscuro, sobre las paredes rocosas verticales, Esto lleva a examinar cuales eran las armas utilizadas en Telarmachay, así como eran sus alimentos rudimentarios, evidencias de las primeras pachamancas5.

                                                        

                                                       


                  CONJETURANDO AL HOMBRE DE TELARMACHAY

      

   El trabajo de las pieles es evidente por las herramientas como las raederas, los alisadores, los punzones y agujas de hueso, las piezas prismáticas y las plaquetas lustradas de piedra blanda. Se puede señalar entonces el uso de vestimentas de pieles, constituidas por un manto o cubierta en piel de auquénido, probablemente la vicuña, números cadáveres de esta época en otros Yacimientos, tanto en Chilca como en Paracas, estaban vestidos con piel de vicuña (Engel 1963 y 1966). El trabajo de las pieles es la única actividad técnica que se puede suponer, al menos en parte y para cierta época, exclusividad de las mujeres; porque el conjunto de herramientas, descubierta en una sepultura del nivel VI, estaba en efecto asociado al esqueleto de una mujer6.

     Los ocupantes de Telarmachay, son cazadores, primero confeccionaron abrigos de piel; luego domesticaron los camélidos y de la lana obtenida desarrollaron el tejido de paños y mantas para defenderse del gélido frio7. El ayllu de los pobladores de Telarmachay, luego Qaqas, Pukara y Chuyak se constituyen los antepasados de la Comunidad Campesina de San Pedro de Cajas8 y por tanto, herederos de los 253,000 restos óseos de camélidos recolectados por la misión francesa que entre 1975 y 1979 trabajó en el abrigo de Telarmachay y que fueron enviados a EEUU, para que fueran estudiados por Jane Whecler, Michéle Julien y Daniéle Lavallée, y que es importante recobrar para reconstruir la historia textil andina9.

     Parecería un colofón tratar de los Telarmachay, pero no es así. Es un corolario donde se plasma nuestra propia identidad de tejedores que al par de la generación por generación llegó a ser una de las más preciadas artes textiles solo comparadas con los Chincheros, con la comunidad de tejedores de Chawaytiri, anexo de Pisac en el Cusco. Parecería utópico, pero es cierto, fue Cesar Yurivilca Román, aquel hombre que un día en sueños se le presentó el patrón de su tierra quién le conminaba a regresar a su pueblo natal, pero rudo a su genio y siempre con su bizarría tomó la resolución de quedarse a vivir en Huariaca, distrito enclavado entre los departamentos de Cerro de Pasco y la selva de Huánuco.

      Una noche les rompió el sueño un estrepitoso ruido y de inmediato despertó a su esposa, cinco hijos y un nieto de nueve meses, cerros arriba venía un gran huayco cargado de ramales y barro. De inmediato Yurivilca y su familia corrieron en una especie de carrera junto contra la masa marrón, se encaramaron a una roca que encontraron al paso y desde ahí, entre la confusa, azarosa y vaga noche veía pasar a mujeres, hombres y niños arrastrados cimas abajo envueltas entre fangos y lodos cargadas de utensilios y menajes de casa. El viento del oriente enloquecía los pocos árboles que habían quedado. Después de unos momentos de calma y una noche bochornosa Yurivilca tenía el temor de que nuevamente les sorprendiera, no fue así, sino que una tormenta cargada de furia se presentó hasta promediar los primeros crepúsculos del día. Con pasos lentos la familia  caminó hasta un descampado. Vio a su esposa, Angélica Oscanoa Amaro, con la cara taciturna y aindiada detrás de una pasionaria rodeado de sus hijos, ella volvió la cabeza y vio a dos palmos de sus ojos glaciales, el rostro lívido de su marido, los labios petrificados de miedo, tal como los había visto la primera vez que él estuvo tan cerca de ella, pero a diferencia de entonces no sintió la conmoción del amor sino una compasión infinita sin nombre. Había oscurecido de golpe el día. Él se percató que estaba sin zapatos, caminó unos pasos con parsimonia para advertir la condición de su familia, solo su mujer tenía los zapatos puestos. Se vieron vestidos con los mismos atuendos que estaban en la cama la noche anterior. Los diarios de 1964 daban la noticia que solo el 12% de los habitantes habían sobrevivido a la catástrofe y que entre ellos se encontraban la familia de Yurivilca. Pensó lo deplorable que estaba. Había perdido todo, nada quedaba de su hogar y del negocio que no le estaba yendo tan mal. Vio la ventana de su casa que había sido arrancada y nada más quedaba. Con pasos lentos se dirigió a un acantonado, se sentó en el primer tronco que encontró y comenzó a llorar con desesperación  mientras se sacaba los barros quedados entre los dedos del pie, encenagado, sin aliento. La mente con su bullicio habitual no le dejaba atesorar los nervios. Mientras las gotas de lágrimas se desparramaban sobre los pómulos y la mejilla, le vino la azarosa imagen del sueño donde el patrón de su tierra le conminaba a regresar a los lares de sus antepasados. Aunque con ejecución menos torpe, fue armando las piezas que no diferían de lo que le había acontecido. La muerte y la brújula de sentirse famélico e indigente calmaron el susurro atronador de sentirse desamparado. Alzó los ojos y la mano al cielo y como un orate, enajenado y demente corrió pidiendo perdón al Altísimo y a su Santo Patrón San Pedro. Él que había jurado nunca más volver a su tierra y jamás, y nunca más coger un telar, en este momento estaba dando la resolución de regresar a su humilde hogar que le esperaba y que de ella nunca debió alejarse. Desde su mocedad lanzó una mirada de ternura y compasión hacia sus cachorros. Se acercó con sosiego a su familia y les comunicó su decisión. Partirían al día siguiente, muy de mañana. Nada habría que llevar, porque nada tenían que llevar. La anoche acontecida le parecía una ficción, una mera cosa ilusoria, una larga metáfora de insomnio. Articuló el pensamiento, amplificó el tiempo y el espacio y tomó el arrojo y la osadía de volver a encaramarse nuevamente al telar que años le había dedicado. Con sus cuarenta y tres años encima, aún era indomable y su estado de calamidad lo enfrentaría con creces. Le alegraba que su familia estuviera con vida. Lo pasado, sería una leyenda10.

     Cesar Yurivilca Román, fue el guía y el artífice de conseguir el yacimiento arqueológico de Telarmachay. Cuando en marzo de 1975, Ramiro Matos Mendieta, Decano de la Facultad de Arqueología de la UNMSM, esbozó en hacer trabajos interdisciplinarios y plurinacionales11 y que estaban nominados para el Proyecto Arqueológico Junín-Palcamayo Daniéle Lavallée (especializada en la Prehistoria de Sudamérica), Michele Julie y Jane Wecler, por pertenecer al Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, el arqueólogo Peter Kaulicke Roermann (Kaulicke ya había estado en San Pedro de Cajas allá por 1973 y se hizo cargo del yacimiento de Pachamachay-Óndores) le recomiendó a Lavallée que primero llegara a un pequeño recinto llamado “Museo Yuri”, que había sido inaugurada el 29 de junio de 196812. Es así, que las tres francesas, en noviembre de 1975, junto con Yurivilca comienzan la exploración y que cuatro años más tarde sería presentado al mundo arqueológico y científico con el nombre de “EL HOMBRE DE TELARMACHAY”.

  

  



DANIÉLLE LAVALLÉE RECIBIENDO EL DIPLOMA DE DOCTORA HONORIS CAUSA DE MANOS DE LA RECTORA ANTONIA CASTRO DE LA UNMSM EL 28 DE ABRIL DE 2016, EN MERITO A SUS INVESTIGACIONES EN EL PROYECTO PERU-SUR EN EL ABRIGO ROCOSO DE TELARMACHAY EN JUNIN Y LA QUEBRADA DE LOS BURROS EN TACNA.

     Ya vuelto a su amada patria chica en 1964, nuevamente se empinó a su telar, pero con una nueva perspectiva e innovación. Ya no sería aquel tejedor de frazadas con figuras geométricas de los “kaisirines” que “Pancho” Terrazo había concebido muchos años atrás, ni tampoco tejedor de bayetas, ni cordellates, ni gachacatas que estaban traspasando las fronteras gracias a los puneños quienes les vendían a los bolivianos y brasileros, nada de ello ni nada por estilo tejería. Y así pasó meses ensimismado, cabizbajo, escuálido y exangüe a sus labores. Crecía sus ideas y con ello se empoderó otro tiempo puro y rozagante, mil esperanzas brotó sobre sus pensamientos, ya pasaba aquel destino guiñapo y pérfido. Ante el laconismo de su propia creencia se vio reflejada un aura de encanto, avidez y aspiración. Bajo los escasos recursos se le vino a la mente algo que cambiará la figura de la frazada. Hizo pruebas tras pruebas hasta encontrar la ingeniería (del latín= ingenio. Ingeniería = ingeniarse) deseada  trastocar el corazón de la frazada. Ahora sería de zarpes gruesos, sin el pasado de los hilos “puchkados” de oveja, sino de hilos de algodón y realizando los dibujos en la misma urdiembre de la cual te guiarías para concebir el diseño deseado. Cogió sus estacas de madera, el listón de madera para la guía de los hilos y se puso a urdir con los trazos y medidas que estaba pretendiendo. Preparó el lizo adecuado al proyecto y confeccionó el peine también acondicionado a la urdiembre y al lizo. Habilitó la lana de oveja y las empezó a teñir con el “guiulaishu” y los tallos del “chinchanco” (de ahí le viene el sobrenombre de cariño: ‘Chinchanco’), pidió la colaboración de su mujer para la carda, y él mismo las empezó a frotar y estirar según lo deseado13. Había nacido una nueva técnica más del tejido textil: “EL TAPIZ RELLENO”. Hizo ensayos tras ensayos hasta que logró concebir una figura hecha arte e innovación. El primer tapiz que plasmó “El Chinchanco” fue reproducir la imagen de su sueño, el Apóstol San Pedro encarándole que retome el regreso a su tierra14.

                   

 

                      


                                     TAPIZ PLAZA SAN PEDRO DEL VATICANO

 

      Desde ese momento, todos los años, frente a la Iglesia Matríz, Yurivilca las ponía en exhibición sus tapices en las Fiestas Patronales Cajeñas, y en Semana Santa, junto con los “kaisirines” de “Pancho” Terrazo señoreaban en las Medianaranjas del Barrio Segundo.

     Luego de ello vendrían trabajos mucho más prolijos y diseñados acorde a la realidad y al movimiento social y económico del país. Yurivilca vislumbró con su tejido de la Efigie del Señor de los Milagros, el imponente Machupicchu que por vez primera era vista en tejido tapiz, el manto de Paracas, la trepanación craneana inka, barco Mochica, el Jardín Moche, ovnis, dinosaurios, la Guernica española, y lo que es emblemático y hoy se encuentra exhibiéndose en la Plaza de Roma el tapiz “La Plaza del Vaticano”.


 

 CESAR YURIVILCA Y SU TAPIZ CON LA IMAGEN DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS

 

 

      Otro tapiz a señalar también es el Transbordador Espacial Challenger de la NASA. El “Chinchanco” no estaba ajeno a las artes plásticas peruano y extranjeras, también bajo su telar plasmó las pinturas del arte abstracto del gran maestro Fernando de Szyszlo y las pinturas impactantes e imágenes oníricas surrealistas de Salvador Dalí.

     Para 1975-1980 Yurivilca ya había rediseñado e reinventado su técnica, era un artesano cuajado y exitoso expositor, junto con Hilario Mendívil Velasco con su arte de confeccionar vírgenes, santos y arcabuceros, con Eulogio Medina Zanabria o Pedro Veli Alfaro y sus mates burilados, con Lucio Pillca Merlo y su piedra de Huamanga, con Joaquin López Antay y sus retablos ayacuchanos; eran los grandes maestros artesanos que hacían de “Embajadores” llevando las artesanías peruanas por el  mundo15.

     Ningun Sanpedrano como Yurivilca fue tan laureado, teniendo en su haber de reconocimiento de Alto Honor y distinciones veinticinco títulos honoríficos siendo los más emblemáticos “La medalla al Mérito Juan Pablo Vizcardo y Guzmán” concedido el 2002 por el Congreso de la Repúblicas, “Gran Maestro de la Artesanía Peruana 1988” concedido por el MINCETUR  de manos del presidente Ing. Alberto Fujimori, “Medalla al Mérito Joaquín López Antaya 2009” por el Congreso de la República, condecoración “Orden Cecilio Limaymanta Gran Grado Ciudad de Tarma 2006, condecoración “Honor al Mérito Notable Trayectoria 2010” por el Gobierno Regional de Junín, reconocimiento “ Día del Artesano al Gran Maestro Vitartino 2010” por la Municipalidad Distrital de Ate-Vitarte en Lima, reconocimiento de la “THE PENNSYLVANIA STATE UNIVERSITY” de la Escuela de Arqueología Dr. Luís Hurtado Mendoza16.

  

 

             

   CESAR YURIVILCA Y EL TAPIZ ESTELA RAYMONDI DE LA CULTURA CHAVIN

 

  Expositor de más de dos centenares de Ferias Nacionales e Internacionales en Inglaterra, Alemania, Chile, EE.UU, Colombia, Japón.

     En 1984, los trabajos de Cesar Yurivilca Román se exponían en la Sala Central de la Cámara de Diputados17, ese mismo año fue invitado a Armenia, Colombia, al “Encuentro Internacional de Artesanos y Folclore”.

     Además, Yurivilca siempre fue invitado a dar entrevistas y certificar publicaciones. Nunca faltaba las entrevistas en los canales de televisión y radio como ese noche en Radio Programas del Perú en “Punas, quenas y Huayruros”, o en esta otra de Canal 7 RTP “Hechas a Mano”, o en los noticieros de los canales 2, 4 y 5, donde la periodista Mónica Delta, Nicolás Lúcar, Alejandro Guerrero, Lucho Repetto o Raúl Vargas se entusiasmaron y se llenaron de pleitesía con las palabras sencillas de Cesar Yurivilca Román. Donde más horas duró una entrevista se recuerda en Canal 7 en Misky Taky en “Tejiendo en Misky con Fátima” y el “Chinchanco” se paseó con su entrevistadora.

     Si bien, la suerte no le cobijo con el “Premio Nacional Amautas de la Artesanía Peruana”, nos quedamos con esa frase que un día de invierno, con vasos cargados de ‘don Genarito’ don Cesar lapidó: “La soberbia y la arrogancia mata cualquier talento”.

     Hablando de talentos, el “Chinchanco” también incursionó en el deporte y la música. Fue fundador del Club Asociación Deportivo Cóndor, junto con Mateo León Yantas, Antonio Montes Espinoza, Alejandro Córdova Arias, Rosas Salazar Rivas, Glicerio Tinoco Rodríguez, Convercio León Orihuela, Salvador León, Herminio Arellano, Víctor Montes Ventura, Nazario Tinoco Rodríguez, Lino Salazar Reyes, Ynvención Rodriguez Yurivilca y entre otros, un 01 de setiembre de 1943 hace realidad el nacimiento del club rojo de San Pedro de Cajas. En su tierra también participó en las fundaciones de los Clubs Deportivos Municipal, Universitario de Deportes y Defensor Cajas, equipo de antaño desaparecido.

     En 1975 fue el estratega de la Selección de San Pedro de Cajas quién obtuvo el campeonato Inter Distrital en Tarma para la obtención de Liga distrital. Fue Alejandro “Wicho” Cordova Arias, Regidor de Deportes de la Municipalidad de entonces, quién propuso que Yurivilca fuera el entrenador del once Sanpedrano18.. Acobamaba ya tenía su liga distrital, por los que Palcamayo, Huaricolca, La Unión Leticia, Palca, Huasahuasi y Tapo fueron eliminados y no consiguieron su anciada Liga Distrital. En esos años para la obtensión de la Liga se tenía que hacer una etapa de eliminación Inter Distritales a nivel Nacional, como mandaban las Bases de la “Ley Organica del Deporte Nacional” y Reglamentos del INRED (Instituto Nacional de Recreación, Educación Física y Deportes) y Bases de la Copa Perú administrada po la FPF.

 


SELECCIÓN DE SAN PEDRO DE CAJAS QUE TRAJO LA LIGA DISTRITAL. PARADOS DE IZQUIERDA A DERECHA: CESAR “CHINCHANCO” YURIVILCA ROMAN (entrenador), RAÚL ALDANA MONTES, ISAIAS “CHULUSH”ESPINOZA CONDOR, RICARDO AMARO SALAZAR, LAURO ESPINOZA YURIVILCA, JUAN ESPINOZA, JUVENCIO PALOMINO RICALDI, WILFREDO PAUCAR VELARDE. AGACHADOS DE IZQUIERDA A DERECHA: ROLANDO PALOMINO RICALDI, ANIBAL OSCANOA, MARIO “CHUECO” MENDOZA YURIVILCA, JUAN “PISHTACO”RICALDI, ARMANDO “PANKEKE”YURIVILCA Y VICTOR “WICHO”CORDOVA.  

 

     En 1979 apoyó incondicionalmente al Conjunto Musical “Los Artesanos”, siendo padrino del primer mini long play de 33 rpm donde estaba los temas “Prenda Mía”, “Chica paisanita”, “Matapuquio”, “Enredadera”, etc, siendo sus integrantes Marcial Yurivilca Espinoza en la primera voz, el acordeón de Oliver León Montes, las guitarras de Alejandro Montes Llacza y Antero Rivas Amaro, la mandolina de Augusto Espinoza Oscanoa y el arpa de Odón León Yali. Luego vendría otro mini PL donde se encontraba  “Caballo Huaycho” de letra y música de Héctor Amaro Yurivilca.

     Cesar Yurivilca Román, también fue el artífice para la implementación de una sucursal de la Cooperativa “Perlacoop” que se quedó por tantos años ayudando financieramente a los artesanos cajeños.

     Cesar Yurivilca no le tomó interés a los asuntos políticos. Desde sus rincones tejía para los lauros de su tierra. Había remado como a un galeote durante 98 años dando todo de sí. Esas imágenes antiguas, lejanas, atávicas y dolorosas, a veces atractivas y pavorosas, opacas y diáfanas, remotas y próximas se convirtió en perseverancia y las empoderó, las elevó por masas, por miríadas y por generaciones.

     San Pedro de Cajas, rígido, misterioso, se alzó con sus tejidos representado por las mantas en sus diferentes presentaciones como la cataraña cata, ayllorana cata, y la gipirana cata, las cubre camas y las gachacatas que también al igual que los tapices vislumbraron suelos extranjeros.

     Aquel océano de hermosos diseños textiles, de inventos, de innovaciones, de obras por los diferentes Maestros Tejedores de Tapices, constituía un poema sin fin. Cada formas, colores, pensamientos, todo revivía allí; se ofrecía todo completo al alma. El poeta del telar debía plasmar y terminar los croquis como la de un gran pintor o un ingeniero, en una obra que arrojaba profusamente el desdén de los innumerables accidentes de la vida humana. Después de haberse adueñado del mundo, donde el mundo podría ser considerado como un tejido, después de haber contemplado países, edades, reinos, cada trovador del tejido daba su existencia individual de las cuales las personificó cada una en detalles, el Tapiz fue a ser el Faro de Alejandría que alumbraba el señorío Sanpedrano. Si para el Inkario fue el TOCAPU, para el peruano lo era EL TAPIZ.

     De esos Grandes Maestros-Poetas Cajeños que de su arte hicieron una copla llena de gracia, elegancia y garbo, y cada uno con sus propias cualidades y habilidades en sus tejidos, escribiremos también más adelante, por lo que significaron en la historia evolutiva del pueblo en lo económico, cultural y social.

     Admirado don Cesar, más allá de sus delicadas manos echo miniaturas, una sonrisa plegada ligeramente a las comisuras de sus labios y su fisonomía expresada en una alegría tenue, algún secreto genio centelleaba en el fondo de aquellas pupilas, veladas quizá por las fatigas de la vida. ¿Era que los estragos de una vida silenciosa y mansa empañaban el brillo de aquel noble rostro, en otro tiempo puro y rozagante, ahora degradado? Era una pasión que moría, moría el tapiz con un resplandor de un quinqué. Eran 9.15 am del 04 de Julio del 2019, que el “Chinchanco”, puesta su faltriquera de tejedor, cogido el zarpe grueso de su Tapiz en Relleno, expiraba exhalando esa dulce cordialidad que nos disipaba la pena, mitigaba, arrullaba y embotaba el espíritu.

     Este fue  un mapa cartográfico dedicado a un hombre que dio por su tierra.

     Repito, no será el primero y el único, estoy preparado para pincelar a un poeta más, -no cabe duda-, para otro hombre notable e insigne que también aporta o aportó en beneficio único a su pequeño país: San Pedro de Cajas.

                                                                                                                           LIMA, 2020

 

       

               

                  

 

             TAPIZ ESTELA RAYMONDI DE LA CULTURA CHAVIN


 

                   TAPIZ MANTO PARACAS - TOKAPU

 

 

     

                          TAPIZ PARIAMARCA

 

                           


TAPIZ BARCO MOCHICA

                          

 

 

 

 

 

 FUNDA DEL MINI PL DE “LOS ARTESANOS” DE SAN PEDRO DE  CAJAS. GRUPO APRECIADO, RECORDADO Y SÍMBOLO.

 

BIBLIOGRAFIA

1.     ALTAMINARO ENCISO, Alfredo. Pumpo, la ciudad del Tawantinsuyo en las punas de Perú. Lima, UNFV –UNMSM, 2013.

2.     LAVALLE, Daniéle, JULIEN, Michéle, WHECLER, Jane. Telarmachay, cazadores y pastores pre-históricos de los andes. Lima, Institut francais d’ etudes andines. 1975

3.     CHUCO ARIAS, Obdulio. El arte rupestre en el sector del altiplano de Junín. UNFSC – Huacho 2013.

4.     Item 3.

5.     Item 3.

6.     KAULICKE ROERMANN, Peter. Origen de las civilizaciones andinas en la historia del Perú. PUCP. 2012.

7.     Item 2.

8.     Item 3.

9.     Item 3.

10.   Archivos familia Yurivilca-Oscanoa.

11.   FACULTAD DE ARQUEOLOGIA, UNMSM. Archivos Enero 1975.

12.   Item 11.

13.   Item 10.

14.   Item 10.

15.   Introducción del autor.

16.   Item 10.

17.   LIBRO DE EXPOCICIONES. SECRETARIA GENERAL CAMARA DE DITUTADOS 1984. Visto Libro. Estrada Choque, Aldo. Alfaro de la Peña, Victor Vicente. Gago Espinoza, Horacio.

18.   Libro de Actas Municipalidad Distrital San Pedro de Cajas/ 1998.

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